▇▇▇▇ 𝗟𝗔 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗢𝗥𝗦𝗜𝗢𝗡𝗜𝗦𝗧𝗔 !
╰┈➤ 𝖙𝖜𝖎𝖘𝖙𝖎𝖓𝖌 𝖆𝖑𝖑 𝖒𝖞 𝖑𝖎𝖒𝖇𝖘 𝖋𝖔𝖗 𝖞𝖔𝖚
ᵗʷᵒ ᵒᶠ ᵗʰᵉᵐ ⁱⁿ ᵏⁿᵒᵗˢ
ᵃⁿᵈ ᵗʷᵒ ᵒᶠ ᵗʰᵉᵐ ⁱⁿ ˡᵒᵒᵖˢ
¿Hasta que punto puede llegar a ser el sufrimiento humano un arte?
Tan...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Eyeless Jack se encontraba sentado en una de las maltratadas sillas presentes en el híbrido entre sótano y enfermería que poseía la mansión, la humana estaba sentada a su lado, ocupando la silla de ruedas, mientras que el ente demoníaco y ella leían el libro de medicina para mantener a la menor entretenida.
Era un silencio cómodo lo que reinaba en la habitación, únicamente roto por el calmado y distante sonido de los otros habitantes de la casa haciendo su rutina en el piso de arriba, ambos intensivamente leyendo cada palabra que aparecía en las páginas del libro.
¿Cuánto había pasado desde el encuentro con Jeff? ¿Unas tres horas, tal vez? Puede que incluso algo más.
De todas formas, el principal enfoque de la situación no eran la humana y el de cuencas vacías, sino la mujer de mediana edad con la piel llena de quemaduras cicatrizadas y una máscara cubriendo su rostro llevando de la mano a una niña que no superaría los 8 años, con el cabello marrón despeinado y con sangre seca manchando su rostro y camisón rosado.
— Muy bien Sally — habló con suavidad —. recordemos las normas ¿si? — dijo mientras que ambas caminaban de la mano por los pasillos de la mansión.
— ¡Vale! — sonrió emocionada la menor —. ¡No correr, no gritar, no cambiar las cosas de Jack de sitio y no desordenar sus libros!
Jane sonrió ante la emocionada actitud infantil de Sally, la adorable infante que caminaba a su lado mientras que ambas descendían al sótano. Jack había llamado a Jane pidiéndole que trajera a Sally con ella para conocer a la humana que Él había traído al hogar.
La adulta de máscara blanca y piel quemada golpeó con el reverso de su mano de forma delicada la puerta de la enfermería de la casa, tras un par de segundos se escuchó el pica-porte girar desde dentro antes de que la puerta se abriese para revelar al de máscara azulada y piel grisácea.
— Jane — saludó de forma cordial él mientras que hacía un ligero asentimiento de cabeza hacia la de cabellos negros.
— Jack, — respondió ella igualmente cordial —. Traje a Sally tal como me pedistes, ya le he explicado que no debe armar revuelo — habló de forma dulce y suave mientras que señalaba con la cabeza a la niña de camisón rosado.
El ente demónico volvió a asentir con la cabeza, Jack siempre había sido alguien de pocas palabras, y se apartó del marco de la puerta, permitiendo a ambas féminas entrar a la habitación.
— ¡Jane! ¡Mira!
Exclamó con emoción Sally mientras señalaba a la niña sentada en la silla de ruedas que las miraba a ambas con curiosidad en los ojos. Jane solo sonrió de forma cálida a la contorsionista antes de darle la luz verde a la de vestido rosado para acercarse a la humana.
