La voltereta de una moneda

Capítulo 41: Primos y construcción! ( XLIII )

Hubo un destello de luz. No pude mirar hacia arriba. No sabía qué decir ni qué hacer. No tenía las respuestas que ella quería. No sé si alguna vez podría.

Nosotros solo ... no pudimos...

"Prometiste."

Yo hice. Y todavía no había roto una promesa, ¿verdad? Tal vez por eso esto se sintió tan difícil. Porque hacer esto significaba ir en contra de todo lo que creía defender.

"YOU ME PROMETIÓ!"

Salté despierto, parpadeando rápidamente mientras mis ojos se ajustaban a la poca luz de la mañana. Sentí que acababa de tener el sueño más extraño, por alguna razón. Tratando de sacudir la somnolencia de mi sistema, me senté un poco en mi cama.

Las cubiertas cayeron.

MJ estaba profundamente dormida en mi pecho, sosteniéndome en un agarre de vicio, todo mientras todavía estaba envuelta en un cuello redondo que era demasiado grande para ella. Un charco de baba crecía debajo de su cara. Por un momento, sus suaves ronquidos fueron el único ruido en la habitación, y me quedé preguntándome qué era exactamente lo que me despertó.

Y luego- ¡RAPE! ¡RAPE! ¡RAPE!

"Percy!" Escuché a Grover sonar desde fuera de la cabina. "Percy! Por favor!"

Me desenredé suavemente de MJ, quien murmuró algo mientras dormía y abrió la puerta.

Estaba saliendo afuera, lo que me sorprendió. Podría recordar vagamente una tormenta furiosa anoche, pero tenía la impresión de que iba a separarse de Camp Half-Blood como solían hacerlo las tormentas, especialmente con las nuevas salas sobrealimentando todas las cosas que hacían los viejos.

"G-Man?" Dije con incredulidad. Dicho sátiro miró a su lado: estaba masticando nerviosamente una lata de refresco, paseando por el porche. Si le diera unos minutos más, probablemente habría desgastado la madera y habría terminado primero en la arena. "Son, como, las cinco de la mañana!"

Los relámpagos brillaron contra el horizonte, y las olas golpearon la orilla. Bits de océano salado rociados contra mi cara. El viento aulló contra nosotros. Había este bajo estruendo, en algún lugar a lo lejos.

Peor aún, podía sentir que esto no era una tormenta normal. Podía sentir ecos de mi padre en el aire, esto era suyo haciendo. Algo de eso, de todos modos.

¿Qué estaba pasando realmente en el mundo?

Grover continuó caminando por el porche, con las manos en el pelo. No lo había visto tan nervioso desde aquella vez, señora Dodds-Alecto, si lo prefiere, nos había dado un cuestionario pop que valía la mitad de nuestro grado. Estaba tan inconsolable que me había dado su burrito de desayuno ese día, y Grover amado sus burritos de desayuno.

Hombre, ¿a esa mujer le encantaba la tortura. Y ahora, por supuesto, tenía aún más sentido por qué ella era tan, bueno, malvada todo ese tiempo.

"Percy!" Tartamudeó. Se calmó un poco en mi presencia, "Annabeth...on the hill..she..."

La mirada en sus ojos me dijo que algo estaba terriblemente mal. Annabeth había estado de guardia esa noche, protegiendo al Vellocino. Si algo le hubiera pasado...

No me molesté en ponerme una camisa o pantalones sobre mis boxeadores. La lluvia no me molestaría de todos modos.

Grover trató de hacer una oración completa, pero estaba demasiado aturdido, demasiado sin aliento. "Ella está acostada allí...justo allí..."