III

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3  — le juro lealtad a un mundo de incredulidad al que pertenezco

(1516 - 1517)

18 - 19 años

—¿De verdad nos vamos de vacaciones en este momento? —preguntó Saku en un susurro más dirigido a Per y Bepo que al grupo en general.

Law estaba sentado en uno de los sillones de su sala de estar, tomando una taza de café mientras leía el periódico. Al parecer hubo una guerra en Kuragaina Island que dejó cero sobrevivientes, frunció el ceño mientras leía el artículo. No había nada muy específico, cosa que le pareció sospechoso, quizá era obra del gobierno mundial o del ejército del Germa.

Si no tenían que estar en el mar, se había vuelto costumbre que toda la tripulación se reuniera en la casa que compartían los oficiales y Bepo. Por lo que los ocho estaban distribuidos entre los sillones y las sillas del comedor, algunos bebiendo cerveza o vino mientras que otros decantaron por bebidas calientes, como Law.

—El bastardo va a estar demasiado tiempo para mi gusto en Marineford, no quiero estar aquí —respondió mientras pasaba a la siguiente página del periódico, donde se hablaba de un intento de rebelión en el reino de Drum, el que fue apaciguado.

—¿'El bastardo'? —preguntó Idris, también en una suerte de susurro, mirando a sus superiores, buscando alguna respuesta o aclaración.

—Donquixote Doflamingo —respondió el capitán, para sorpresa de todos. Dejó el periódico a un lado y prendió un cigarrillo, recostándose en el sillón, cerrando los ojos por un momento—. Lo detesto y él por ningún motivo debe saber que estoy aquí.

—Entonces... —siguió Clim, tomando una de las seis cartas que estaban en la mesa de centro—, ¿qué hacemos con esto?

Yukihyō suspiró, agarrando una también, volviendo a analizar el contenido con rapidez.

Las seis cartas decían lo mismo. Era una 'invitación' a ser parte del personal a cargo de la seguridad de la isla mientras la reunión semestral de los shichibukai y el Reverie estuvieran sucediendo. Cada marine con un rango de teniente o superior la recibió.

Menos él, Sengoku al menos había sido considerado.

—Me voy a ausentar una semana y media, aproximadamente —comenzó a explicar, aspirando otra calada de humo—. Bepo, Per y Saku vendrán conmigo. Pero necesito que ustedes se queden acá y me mantengan al tanto de lo que sucede. Sobre todo lo que está haciendo ese tipo. Va a asistir a ambas reuniones porque le encanta demostrar todo el poder que tiene. Le pediré a Sengoku que sean asignados junto a Tsuru, quien es la que se encarga de la seguridad en las reuniones de los warlords. Quizá no logren recabar nada interesante pero lo importante es aprovechar la oportunidad.

—¿No sería mejor que Saku y yo nos encarguemos de eso, Yuki? —preguntó Per. Miradas entre confusas y molestas lo enfrentaron, a lo que el veinteañero levantó las manos—. No porque ustedes harían un mal trabajo, sino porque no sé qué tan bueno sería que el bastardo conociera sus caras.

—No tiene manera de saber que están relacionados a mí —respondió el capitán, apagando el cigarrillo con el cenicero—. Ni siquiera ustedes. La razón de por qué vienen conmigo no tiene que ver con temas de seguridad.

—¿Por qué es entonces? —preguntó Saku, quitándose sus lentes de sol para mirarlo, expectante.

—¿No extrañan al viejo acaso? —preguntó Law mientras mantenía su cara impasible.

—Awww, si en el fondo tienes corazón —respondió él, yendo a abrazarlo mientras le daba palmaditas en su cabeza, a lo que el capitán rodó los ojos.

a fish in a birdcageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora