a fish in a birdcage

VI

6 — ahora estás superándolo y dices que estás solo, sospechoso que sea este hilo el que mueve tus huesos

(1509 - 1510)

11 - 12 años

Law había entrado a la mansión aceptando que quizás ese día iba a morir, pero no pasó. A Donquixote Doflamingo la declaración de aquel niño agonizante de diez años le pareció hasta encantadora.

Aquel día no comió junto a ellos porque aún no era oficialmente parte de la banda, pero a Law poco le importaba. De hecho, el estar comiendo las sobras del banquete en la cocina mientras los sirvientes seguían haciendo sus labores domésticas era más que suficiente.

De cierta forma fue una ventaja porque llevaba semanas sin comer algo tan llenador y nutritivo, así que prácticamente tuvo un atracón. Comió hasta que su estómago no dio abasto y se dirigió hacia el comedor donde estaba el resto, quienes comían con bastante calma. Había dos niños que debían de tener una edad parecida a la de Law y estaban peleando probablemente por alguna estupidez mientras que los adultos estaban hablando de temas logísticos. Law podría jurar que aquel hombre gigante e imponente lo estaba mirando a través de sus lentes de sol rojos mientras escuchaba los reportes de sus subordinados, quizá poniéndolo a prueba. Así que no desvió la mirada.

Era una situación un poco extraña.

No lo habían echado de aquella mansión, pero tampoco le dijeron qué hacer o no hacer, todos lo ignoraban. Ni siquiera le asignaron un lugar para dormir aquella noche, ni la siguiente. En algún punto una de las mucamas le dijo que podía dormir en alguno de los armarios del servicio, por lo que eso hizo. Fue lo más cercano que tuvo a estar en una cama en meses.

Tampoco logró dormir mucho, pero el simple hecho de poder estar acostado entre frazadas recién lavadas que había sacado de uno de los estantes era sensorialmente satisfactorio.

Supuso que le harían la ley del hielo hasta que se dieran cuenta de que no se iba a ir, algo que le fue confirmando con murmullos y susurros en los primeros días.

Al tercer día se le acercaron los hombres que más rechazo le causaban, y que después aprendería que se llamaban "Diamante" y "Trébol", nombres que para Law sonaban totalmente ajenos a cómo se hablaba en el North Blue.Tal parecía que eran los más cercanos a Doflamingo, aún así, sus muecas de burla lo superaban.

—Oye, niño, tú te vas a morir, ¿o no? —preguntó el tipo que parecía estar hecho de moco—. ¿Cuándo?

—Me quedan tres años y medio de vida, o menos —respondió con un tono casi ácido, frunciendo el ceño.

—¿Y quién te dijo eso, tu doctor? —preguntó el otro hombre, quien se había apoyado contra la pared, con su cara contra su mano, mirando al niño casi con fascinación.

Unos sádicos de mierda.

—Mis padres eran médicos, leí sus informes y reportes —dijo mientras miraba al tipo más alto, apretando la mandíbula.

Doflamingo tenía la costumbre de leer el periódico, así que aquellos días pudo actualizarse en términos de fechas cuando se encontró un par de hojas en la basura. No tenía del todo claro hacía cuánto había leído los informes, en ese tiempo el saber la fecha de las cosas no estaba en sus prioridades, pero habían pasado alrededor de tres meses desde la masacre.

Tres meses desde que había quedado completamente solo y a la deriva.

Meses en los que tuvo que aprender a hacer cosas que nunca habría pensado que tendría que hacer, donde tuvo que enfrentarse al no tener techo ni comida asegurada mientras un metal se carcomía su cuerpo.