VIII

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8 — hay cosas que he hecho que tú nunca deberías saber

(1510 - 1511)

12 años

Law consideraba que su vida actual era tranquila. Al menos en comparación a lo que tuvo que vivir cuando lo perdió todo.

Tenía un techo, alimentación variada y nutritiva, ropa de calidad para todos los climas, agua caliente, acceso a un vasto conocimiento en medicina, instrucción en combate y armas, incluso personal que todo el tiempo intentaba complacerlo, cortesía del joven Amo. Ni siquiera tenía que callarse cada vez que estaba en contra de alguna de las cosas que decía Doflamingo porque al hombre aquella actitud desafiante le parecía encantadora, probablemente porque todos sus subordinados prácticamente besaban el suelo que pisaba. Todo eso a cambio de obedecer a ciertas órdenes de vez en cuando.

Ir a misiones y ver cómo disparaban a quemarropa a organizaciones enemigas (afortunadamente en algún punto aquella escena dejó de gatillarle malos recuerdos), hacerse cargo de los procesos ambulatorios cuando alguna persona de la familia Donquixote se hería, escuchar las estupiedeces de Trébol, mostrar indiferencia ante el sentido de superioridad de Doflamingo y recibir alguna que otra paliza por parte de su hermano menor.

Y aún así, tenía la sensación de que Corazón no se ensañaba tanto con él como con los otros niños, que evitaba a Law. Sus únicas interacciones aparte de cuando lo lanzaba o golpeaba era cuando volvía con alguna herida que el aprendiz de cirujano tenía que suturar. Incluso comenzó a ausentarse por más días, a lo que Doflamingo le dijo en algún momento que probablemente se sentía celoso o algo así, que quizás sentía que su posición de hermano menor estaba peligrando por Law y su potencial.

Law no lo entendía del todo, su visión de lo que era una familia era completamente distinta. Para él la familia Donquixote solo lo era por su nombre, era una organización criminal que rendía culto a su lider y que consideraba que se merecía el mar entero. Veían a sus miembros, sobre todo a quienes no tenían un rango importante, como seres reemplazables. Law no estaba seguro de si Corazón realmente se sentía celoso, para él las palabras de Doflamingo reflejaban más lo que él pensaba.

El joven Amo era el que pensaba que Law podría ser un mejor Corazón en el futuro.

Law no se tomaba muy en serio aquellos enunciados, sobre todo porque seguía creyendo que se iba a morir en un año. Sabía que andaban buscando frutas del diablo porque era una de las cosas que más traficaban, pero ninguna parecía brindar la posibilidad de curarlo. Y, honestamente, no era algo que le interesara tanto.

Tampoco sabía si quería consumir una, era algo que pensaba sobre todo cuando estaban en el Numancia Flamingo, en alguna misión que requería un viaje más extenso, y se apoyaba en la baranda del barco, mirando el mar. A Law nunca le había gustado el mar, no tenía una cercanía con aquel cuerpo de agua sobre todo porque en el North Blue la gente cuerda no acostumbraba a nadar en él. Su reticencia hacia las frutas del diablo no era porque disfrutara de nadar, pero sí tenía que ver con perder esa habilidad.

Law cuando miraba el agua solo veía un líquido denso, turbulento y poco amigable. Un lugar que se extendía kilómetros hacia las profundidades, donde la luz solar escaseaba y un montón de depredadores estaban ansiosos por despedazar y comerse lo que fuera que se encontrara. El North Blue era un mar particularmente violento, era común que alguien que se metiera a nadar fuera arrastrado por las olas y nunca más se supiera de aquella persona.

Perder la habilidad de nadar implicaba tener que confiar en que si algún día caía al mar, alguien iría a salvarlo, como a veces sucedía con Baby 5 o Buffalo. Law no era capaz de eso, de estar en una situación en donde al menos tuviese la ilusión de control. Si se cayera actualmente podría intentar nadar y volver a la orilla o al barco, y si se moría en el intento daba igual porque ya había aceptado que se iba a morir cuando el plomo ámbar hubiese carcomido todo su interior.

a fish in a birdcageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora