Capítulo 4.

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Mi cabeza duele, duele mucho.

Quizá es debido a todo el alcohol que entró a mi organismo ayer por la noche.

Todo es culpa de Addi. Grita mi inconsciente

Espera... ¿Qué pasó ayer?

Recuerdo a aquel desconocido, el ramo de flores gigante, nuestro casi beso, pero después de eso todo se vuelve bastante borroso, ni siquiera recuerdo como llegué a casa.

Bostezo un par de veces antes de levantarme, son las 6.

Supongo que tendré que levantarme para ir a la universidad, aunque no puedo negar que es tentadora la opción de no ir y quedarme en cama todo el día.

Me dirijo al baño, necesito una ducha de agua fría para quitarme el olor a alcohol y el dolor de cabeza.

Siento escalofríos cuando la primera gota de agua helada se desliza por mi piel, lentamente hasta caer.

Mi piel se pone como de gallina, con los pelos de punta, pero aun así se siente bien, refrescante.

Salgo y me envuelvo con la toalla, una en mi cuerpo y otra en mi melena rubia, empiezo a secarme con estas, buscando mientras tanto que ponerme.

Terminó escogiendo algo simple, una polera blanca con un jeans pitillo roto.

Si, puede que sea muy simple, pero me queda bien, y no pienso perder mi tiempo escogiendo algo distinto.

Me apliqué algunas cremas en mi cara antes de salir y también un poco de maquillaje, para después caminar hacia el paradero del transporte público que me dejaba a cuadras de la universidad.

Cuando llegó, todo se siente distinto, como si algo hubiera pasado, no sé qué, pero algo, todos mis amigos actúan distinto conmigo.

Y por alguna razón, me siento observada.

Doy vueltas a mi alrededor, buscando a alguien, y vaya que lo encuentro, es August, acompañado de una chica.

Ella es de pelo negro, algo pálida, su cabello sobrepasa por poco los hombros, y desde aquí no alcanzo a distinguir el color de sus ojos, ah, y me mira notablemente mal, un buen punto a aclarar.

Ambos me miran mientras hablan, lo cual me parece un poco raro, pero no le presto mucha atención.

Miro la hora, faltan 10 minutos para que inicien las clases.

Me dirijo hacía el salón, que no está muy lejos, pero me toma un par de minutos llegar hacía el.

Cuando llego, veo a Sarah, pero no está sola.

Mi novio, Dylan está haciéndole compañía, ambos lucen muy pegados, y apostaría lo que fuera a que están coqueteando.

Se preguntarán por qué aun no le he terminado, bueno, la respuesta es simple, terapia de choque.

En cuanto Dylan me ve empuja a Sarah levemente, alejándola de sí mismo, lo que me hace sospechar aún más.

―Hola, mi amor. ―saluda Dylan, con una sonrisa algo nerviosa.

―Hola. ―no me molesto en ponerle algún apodo, ya que simplemente no lo merece en lo absoluto.

Busco un asiento, idealmente lejos de ellos dos, y cuando veo aquel asiento en el fondo izquierdo no dudo en dirigirme hacía él y sentarme

La clase comienza, y es tan aburrida como siempre, no me molestó en tomar mucha atención, ya que este es contenido del año anterior, supongo que es una especie de introducción.

Habla, habla y habla hasta que la clase termina, y por fin me siento libre después de 2 horas de sufrimiento.

Me levanto de mi lugar, caminando hacía la salida, donde ahí me encuentro a August, junto a la que parece ser su novia, y la cual desconozco su nombre.

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