4

244 12 0
                                    

-Eren...- dije entre suspiros el nombre de la persona que estaba besando mi cuello y probablemente sería lo único que diría en un rato.

Subió lentamente sus labios hasta tenerlos frente a los míos, pude sentir nuestras respiraciones agitadas y profundas. Nos miramos a los ojos unos segundos, pero no pudimos evitar besarnos. No fue un beso como los que nos damos comunmente, este era intenso, tanto así que no noté en qué momento Eren me empujó hasta la pared de manera que su cuerpo acorralaba el mío.

Subí mis piernas y él agarró mis muslos con sus manos, mientras que las mías se encontraban rodeando su cuello. Me llevó a nuestra habitación y me depositó en la cama quedando él sobre mí, apoyando sus manos en la cama para no aplastarme.

No era la primera vez que Eren y yo hacíamos esto. La primera vez fue pocos días luego de escapar y debo decir que no fue la más placentera, ya que ninguno de los dos sabía bien qué hacer, pero con el pasar de los meses logramos conocer el cuerpo del otro y también los nuestros propios. A pesar de ese detalle, fue bastante lindo, pues creo que demostramos muchos de los sentimientos que ambos habíamos reprimido por tantos años a causa del miedo al rechazo.

Eren comenzó a quitar mi bufanda con delicadeza, pues sabía lo importante que era para mí, la dobló y la dejó a un lado de la cama. Siguió con desabrochar mi blusa, esta vez con menos cuidado, que antes y la deslizó por hombros y brazos hasta que me liberé de ella y finalmente quitó mi falda. Me dejó sacar su playera y pantalones, quedando ambos en ropa interior.

Volvimos a besarnos y a acariciarnos un buen rato y de un momento a otro, nuestros cuerpos estaban completamente desnudos y se encontraban unidos moviéndose en sincronía mientras jadeábamos y gemíammos en la boca del otro al mismo tiempo que nos agarrábamos fuertemente de las manos.

Cuando cesaron los movimientos, Eren se acostó a mi lado y tomó una sábana para taparnos, luego de eso me abrazó, a lo que yo correspondí. Nuestras respiraciones comenzaron a regularse mientras descansábamos de lo que acabábamos de hacer.

-Mikasa- llamó a mi nombre, por lo que levanté la cabeza para mirarlo.

-Te amo, Mikasa- dijo al mismo tiempo que acariciaba mi cabello.

-Yo también, Eren- dije con voz suave para luego aferrarme más al abrazo y esconder mi cabeza en su pecho.

Me dio un beso en la cabeza y al poco rato nos quedamos dormidos a causa del cansancio.

La cabaña [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora