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Siempre me he preocupado de cuidar de Eren, pero desde que huimos, él ha sido quien ha cuidado de mí. Nos hemos repartido las labores, sin embargo él insiste en hacer todo. 

Pienso que ha crecido mucho, en el pasado solía ser yo quien recogía la leña y la cargaba hasta llegar a casa cuando éramos niños. Eren no era muy fuerte en ese entonces, pero ahora solo me siento a observar cómo él corta leña para hacer fuego y así poder cocinar y mantenernos con calor en los días y noches de frío.

La cabaña por dentro es bastante improvisada, además de algo pequeña y al mismo tiempo acogedora. Tiene una cocina, el comedor y nuestro cuarto, el cual es un poco extraño para mí, si bien Eren y yo también dormíamos en la misma habitación cuando vivíamos con sus padres, era en camas separadas, ahora tenemos una sola para los dos, por lo que dormimos juntos.

Nunca pensé que algún día dormiría con él. Siempre me abraza y me da las buenas noches, yo se las devuelvo, luego cierro los ojos y rápidamente concilio el sueño. Cuando despierto antes que él observo su rostro tranquilo, pienso que parece un niño descansando luego de haber agotado sus energías haciendo travesuras, creo que es muy tierno.

Este día es distinto, él despertó antes que yo, lo supe porque no sentí su cuerpo al lado del mío y la cama estaba ligeramente más helada a falta de su calor corporal. Me levanté a buscarlo, pues se escuchaba ruido en la cocina.

-Oh, ya despertaste- dijo cuando me vio saliendo del cuarto.

-Sí, ¿qué haces?- pregunté con voz somnolienta.

-Estaba preparando el desayuno, pero creo que aun no soy un experto en la cocina- se sonrojó al decir esto.

Dirigí mi mirada hacia la cocina y sonreí.

-Creo que lo estás haciendo bien, huele rico- él se sonrojó aun más.

-Si quieres puedo ayudar- ofrecí.

-¡No! Es algo que estoy haciendo para ti, tú siéntate y espera- dicho esto, hice caso a sus palabras, me senté en una de las sillas de la mesa y lo observé cocinar. Él se veía un poco nervioso e inseguro.

-Eren, lo estás haciendo bien- le dije suavemente para que confiara en él.

-Sabré que lo estoy haciendo bien cuando lo pruebes.

-Está bien...

-No me observes tanto, me pone nervioso- reclamó.

-Lo siento- solté una risita y continué observándolo de todos modos, hasta que finalmente terminó de cocinar.

Puso en la mesa tomates en rodajas, huevos cocidos, un poco de carne también cocida, una tetera que contenía infusión de manzanilla y unos panes que yo había cocinado al día anterior.

-Está muy delicioso- dije en cuanto probé la carne.

-Solo lo dices para que me sienta bien- dijo un poco molesto.

-No, Eren, en verdad está muy bueno, ¿cómo aprendiste?

-Yo... te he estado observando cocinar, quería hacer esto para ti- dijo sonrojado.

-Gracias- le dije con una sonrisa.

-¿Te gustó?

-Ya te dije que sí, Eren- le recordé.

-Está bien, está bien.

-La próxima vez cocinemos juntos- propuse, a lo que él asintió y comenzó a comer.

La cabaña [Eremika]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora