Capítulo 32

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Alma

Cuando era pequeña imaginaba constantemente cómo sería el día de mi boda; imaginaba casarme con un hombre sacado de mi imaginación, un hombre que me amara y me hiciera sentir su mejor regalo. Soñaba con una boda sencilla, con un gran vestido y un peinado bonito; pero algo me dice que ese día no va a llegar...

Estoy comprometida con Sam, pero a veces me da la sensación de que Sam se está sacrificando por mí, cosa que no debería hacer.

No soy una persona por la cual deberían sacrificarse. Eso me quedó claro con mis hermanos, ellos dijeron durante tanto tiempo que no merecía que nadie se sacrificara por mí, que no sería suficiente para nadie por lo cruel que fui permitiendo lo que mi padre les hizo.

Pero, ¿Qué podía hacer? Mi padre no me habría dejado intervenir de nuevo, seguramente nos habría hecho pasar por lo mismo a los cuatro, pero supongo que en ese caso dejaría de ser cruel.

He tratado durante mucho tiempo perdonarme a mi misma por lo que permití, pero no lo logro. Ellos me odian y tienen toda la razón para hacerlo.

—¿Alma? –Levanto la cabeza al escuchar a Addy entrar por la puerta de mi habitación –. ¿Pasa algo? Sam me dijo que hoy has estado rara.

Se acerca hasta sentarse a mi lado en la cama.

Niego, no serviría de nada decirle a Addy lo que estoy sintiendo. Ya tengo en la memoria lo que seguro dirá.

"No deberías prestarles atención"

"Mereces todo lo bueno que te llegue"

"No es y nunca será tu responsabilidad lo que haga tu padre".

¿Cómo no prestarle atención a mis hermanos? ¿Cómo no hacerlo cuando me han intentado matar para decirme lo mala que he sido con ellos?
Merezco todo lo que me llegue por haberlos abandonado cuando más me necesitaban. Tal vez no era mi responsabilidad lo que hizo mi padre, pero eso no me quita culpabilidad por lo que pasaron mis hermanos. Fui cómplice de mi padre.

—Alma, créeme cuando te digo que sea lo que estés pensando, no es real. –A veces no quisiera que Addy me conozca como me conoce.

—No sé de qué me hablas. –Intento esconder lo que siento.

Addy suspira, es normal comprendiendo todo lo que le he hecho pasar. Mis hermanos tienen razón, siempre lastimo a los que más amo.

—Alma, no sé lo que estás pensando, pero espero que te des cuenta que vales mucho para mí y para todos aquí. –Ojalá pudiera creer eso.

—Addy, no me pasa nada. –Digo a la defensiva.

—Sé que está pasando algo, no tengo que usar magia para darme cuenta.

De cierta forma me molesta que diga eso, ¿Cuándo ha usado esa magia de la que nadie sabía que tenía conmigo? ¿Cuántas veces?

Me cierro totalmente, cosa que por primera vez en toda mi vida, me pasa con Addy.

—Addy, necesito que me dejes sola. –Casi grito, otra cosa para nada común en mí.

Addy se sorprende, pero de alguna manera comprende que necesito estar sola en estos momentos. Me acurruco en mi lado de la cama con la esperanza de que todos se olviden de mí el día de hoy.

Pero claro, mi vida sigue siendo pésima y con la peor suerte del mundo. Después de unos minutos de la salida de Addy, escucho la puerta abrirse y no debo voltearme para saber qué es Sam.

Addy lo fue a buscar para que hiciera algo con respecto a mí, estoy cansada de que todos intenten arreglar el desastre que soy, tal vez yo no tengo arreglo y todos deberían rendirse.

Tierra [Saga Lapis Omnia #1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora