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Maia Reed

¿Qué haces acá?—preguntó después de mirarme.

—¿Te molesta? Si queres me voy-dije arrepintiéndome de estar ahí, nunca pensé en que podría ser molesta.

—No, entra, no te voy a dejar ir sola—habló, entre en la casa y el cerró la puerta.

—Ahora si, contesta mi pregunta—dijo mirándome fijamente.

—Realmente tampoco se muy bien que hago aquí—dije y el me miró confundido.

—¿No te pasó nada mientras venías?—preguntó y yo dudé en si decirle o no. Finalmente, negué—Estas mintiendo, ¿Qué pasó?—preguntó.

—Unos pibes me llamaron y me empezaron a decir nada, pero nada pasó—dije antes de que hiciera algo sin pensar.

—¿Quiénes?—preguntó.

—No se, no los conozco—dije obvia.

—¿Dónde estaban?—preguntó intrigado.

—No te voy a decir, Troca—dije sin pensar y el se puso serio.

—Deja de decirme así—dijo molestó.

—Perdón—dije sonriendo inocentemente—contestando tu pregunta, vine a dejarte esto—dije extendiendo su celular.

—Con razón no lo encontraba—dijo.

—Y ya, me voy—dije acercándome a la puerta y el me detuvo.

No me dio tiempo de decir nada porque sus labios ya estaba contra los míos.

Tomas Giménez

Mis labios se movían lentamente tratando de seguir el ritmo de Maia, ella parecía ser inexperta en el tema, pero no me quejaba con enseñarle.

Mis manos bajaron a su culo haciendo que se pegué más a mí, sentí el olor de su perfume, el olor que me volvía tan loco, ella me volvía loco.

Una tos nos hizo separarnos, volteé y Lucas nos miraba, no podía descifrar su forma de verme, pero sabía que feliz no estaba. Mire a Maia que estaba completamente roja, al mirar a Lucas se juntó más a mí, sabía que estaba nerviosa y tenía vergüenza.

—Busquen un cuarto—bromeó Lucas, entonces, ¿no estaba enojado?.

Maia se puso aún más roja haciendo que yo ría bajó, ella me miró de forma nada agradable por lo que deje de reírme. Lucas salió de la casa y volvimos a quedar solos.

—Yo me voy también—dijo Maia.

—Te acompañó, no pienso dejar que te vayas sola—dije y ella me miró no convencida—Es mi barrio, lo conozco y créeme que no es seguro que estes sola—hablé nuevamente y ella asintió. Tomé una campera, me la puse y salimos.

Caminamos ganándonos algunas miradas, todos la miraban a ella, a mi ya me conocían. A los pibes los miraba de manera nada agradable cuando le quedaban viendo el cuerpo.

Maia caminaba a mi lado, muy cerca de mí, era como si las miradas le dieran miedo y trataba de esconderse acercándose a mí.

Era tan linda

—LittleGirl
02/12/23

𝐏𝐥𝐚𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐦𝐞𝐝𝐢𝐨 | 𝐋𝐢𝐥 𝐓𝐫𝐨𝐜𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora