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Capítulo 10:

El eco de mis pasos resonaba en los corredores de Hogwarts mientras me encaminaba hacia las clases del día, rompiendo un silencio de tres días de ausencia.

Durante ese tiempo, había logrado bajar a alimentarme en el Gran Comedor, pero la perspectiva de reintegrarme por completo a la rutina académica seguía siendo un desafío monumental para mi.

El pasillo era un hervidero de actividad estudiantil: risas, charlas animadas y el suave murmullo de páginas de libros siendo hojeadas con diligencia. Me sentía como una sombra, una espectadora ajena a ese vaivén de vida. Mis pensamientos, sin embargo, residían en otro lugar, atrapados en la maraña de eventos recientes que habían dejado su huella en mi mente.

Daphne caminaba a mi lado, y su voz rompió mis pensamientos.

—Blair, ¿cómo te sientes? —preguntó, sus ojos reflejando una preocupación sincera.

—Mejor, gracias. Pero aún no me siento al cien por ciento —confesé, intentando no entrar en detalles más oscuros.

A pesar de la discreción de mis amigos al no presionarme con preguntas incómodas, podía sentir la inquietud y la curiosidad flotando en el aire.

Al llegar a la puerta del aula, una pausa momentánea me embargó. Las miradas de mis compañeros se volcaron hacia mí, algunos expresando sorpresa al verme después de mi prolongada ausencia.

—Blair, ¡bienvenida de vuelta! —exclamó Enzo, interrumpiendo el silencio desde su asiento.

—Gracias, Enzo— respondí, tratando de transmitir normalidad a la situación.

El profesor, alzando la mirada de sus papeles, me dedicó una mirada comprensiva. Agradecí la falta de interrogantes y me dirigí a un asiento vacío.

Daphne se sentó a mi lado, su expresión reflejando una mezcla de preocupación y curiosidad contenida. No podía culparla; después de todo, había compartido mis días y noches en vela durante mi ausencia.

—Blair, ¿quieres que recoja tus apuntes para que te pongas al día? —susurró Daphne con un tono suave, tratando de ser discreta.

—No te preocupes, puedo manejarlo. Gracias, Daphne —respondí en un susurro, ofreciéndole una sonrisa reconfortante.

La clase transcurría, pero mi mente seguía divagando. El rostro de Mattheo se manifestaba en mi maldita cabeza como un enigma sin resolver. ¿Qué papel jugaba en la visita de Bellatrix y los mortífagos? ¿Por qué no había compartido más detalles sobre sus planes?

Al salir de la clase, me encontré con la mirada de Mattheo.

Nos observamos en silencio, un intercambio cargado de tensiones latentes, antes de que él decidiera romper el hielo.

—Blair, ¿puedo hablar contigo un momento? —dijo, su voz suave resonando con un matiz de tensión apenas contenido.

Asentí, y nos retiramos del ruido de estudiantes que llenaban los pasillos, adentrándonos en un rincón más apartado.

—¿Cómo te encuentras? —preguntó Mattheo, su mirada penetrante buscando cualquier indicio de mi estado de ánimo.

—Mejor, gracias. Pero hay muchas preguntas sin respuesta. ¿Qué estaba haciendo Bellatrix aquí? ¿Y tú? —inquirí sin rodeos, desconfiada.

Mattheo soltó un suspiro pesado, como si cargar con secretos le resultara exhaustivo. —Lo siento, Blair. No puedo darte todas las respuestas ahora, pero confía en mí. Hay cosas en marcha, y necesitas mantener la guardia alta.

Obsessed with you| Mattheo RiddleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora