San Roman - Español

Capitulo 6

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Capítulo 6

María regresa a casa con los pensamientos revueltos. Todavía no había decidido si decírselo a su marido o no. Recordó que Esteban, así como el padre Belisario, siempre opinaron que no se debía revisitar el pasado. Se le ocurrió que él posiblemente estaría en contra de la idea, además, la última vez que ella insistió en investigar un crimen, él resultó herido. El pasado de esas personas estaba lleno de secretos y cuanto más te movías, más encontrabas lo que no querías. Se dio cuenta de que todo sería más difícil si él se oponía, pero estaba decidida a llegar hasta el final, sólo que no sabía cómo convencerlo de que la dejara ir de viaje sola. Nunca volvió a viajar sin él. Al entrar a la mansión, María se enfrenta a una escena sorprendente. Todos reunidos en la sala esperándola. Por un momento supuso que el padre Tobías, por preocupación, acabó contándole todo a su marido, pero prefirió proceder con cautela y dejarlos hablar.

Esteban (se levanta y se acerca a ella): Hola, querida. Te tardaste. ¿Qué quería el sacerdote?

María (¡Uf! No sabían nada, pensó): Fue solo para reprogramar la obra de caridad que hubiera sido ayer y que por razones obvias fue pospuesta. Pero dime, ¿a qué le debo este encuentro?

Héctor (Reticente): Bueno, mamá... Hamm... estamos aquí porque...

Estrella (interrumpe): Ya sabemos sobre las pesadillas y tu situación.

María (mira a su marido con incredulidad de que la haya expuesto): ¿Mi... "situación"?

Héctor: Sí. Estamos muy preocupados por ti.

María (lo mira con las cejas levantadas): ¿En serio?

Estrella: Papá dijo que estabas tomando pastillas para dormir.

María (mira a Esteban con expresión muy enojada): ¿Ah, en serio? ¿Y qué más dijo tu padre a mis espaldas?

Esteban (da un paso adelante): ¡Un momento, María! No estaba hablando a tus espaldas.

María: ¿No? Entonces, ¿por qué me siento como si estuviera en una intervención por adicción a las drogas? Siento que estoy fuera de control o lo que sea. No puedo creer que hayas hecho eso, Esteban. Estoy muy, muy enojada contigo.

Daniela: María, por favor, una vez más solo queremos ayudar.

María: Y además de eso, involucraste a personas que no eran familiares en esto. (Dicho en tono desdeñoso).

Bruno: ¡Ay, María! Siempre hemos estado involucrados en los problemas de los San Román. No seria la primera vez. Siempre compartimos problemas y secretos. ¿Ya lo olvidaste?

María: Eso era antes cuando teníamos muchas cosas en común.

Fabiola: Y los seguimos teniendo, al fin y al cabo tus problemas tienen que ver con el pasado, ¿no? Al menos eso es lo que nos dijo Estevão.

María: Pero eso es asunto mío y de nadie más.

Esteban: ¡Te equivocas! En una familia los problemas deben resolverse juntos.

María (Piensa en la ironía de esas palabras dado que sus sueños se deben a la reaparición de la mujer del retrato): Si es así, ¿qué hacen aquí? (Refiriéndose a amigos). No me gusta sentirme expuesta y lo sabes.

Esteban: Por favor, querida, intenta comprender. Estaba desesperada cuando te vi esta mañana. Sólo quiero ayudarte.

María: Ya dije que no voy a buscar a ningún psicólogo.

Esteban: Lo sé y por eso tuvimos otra idea. (Ella empieza a sospechar).

Fabiola: Deberías hacer un viaje para distraerte.