San Roman - Español

Capitulo 7

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Capítulo 7

De hecho, fue un escenario inusual. Todos los presentes estaban distraídos por la belleza del hotel o concentrados en su significado y de repente apareció. Entraba al vestíbulo vestido con una camisa de lino azul claro, pantalones finos de algodón, pantuflas de cuero marrón y un par de anteojos que se había quitado inmediatamente al encontrarse con ella. María abre una sonrisa que había estado ocultando durante los últimos días y que sólo esta sorpresa la hizo dejar fluir.

María (Avanza rápidamente hacia ti): ¡Gerardo! (Dicho en un grito feliz).

Todos parecieron sorprendidos. ¡No fue posible! Simplemente Gerardo Salgado, ex comerciante de empresas San Roman, viejo amigo y pretendiente de María, y por supuesto, el mayor rival de Esteban, quien frunció el ceño inmediatamente al ver a su esposa entrar en brazos de aquel presuntuoso.

Esteban (Suspira y pone los ojos verdes): ¡Qué maravilla! Era justo lo que faltaba.

Daniela (boca abierta): ¿Ese es Gerardo Salgado?

Bruno (Igualmente incrédulo): ¡En carne y hueso!

Fabiola (Jugando con un mechón de pelo): Más carne que hueso. (Dijo mirándolo de arriba abajo y admirando sus músculos).

Estrella (Mira a su padre y nota su expresión molesta): ¡Qué casualidad!

Héctor: Y ahí va nuestro divertido fin de semana.

Esteban (En voz baja): "Vamos a Aruba", dijo. "Será bueno", dijo.

Estrella (Aprensiva, toma del brazo a su padre): ¡Cálmate, padre, respira hondo!

Si de los ojos de Estevão pudieran salir rayos de fuego, Gerardo se convertiría en cenizas. Frunció los labios y respiró hondo. Los celos eran inevitables ya que Geraldo siempre había sido un pretendiente admitido.

Gerardo (extasiado): ¡María! (La levantó en sus brazos y la hizo girar) ¡No lo puedo creer! (Finalmente se da cuenta del resto de la gente) ¡¿Están todos aquí?! ¡Guau! (Ve a Esteban y la sonrisa desaparece inmediatamente) ¿Esteban? Oh, ¿entonces todavía estás con él?

Esteban (Cierra y aprieta el puño. Suelta a su hija y se acerca al feliz dúo, tirando suavemente a María por la cintura): Sí, seguimos juntos, casados y sobre todo enamorados. (Le besa la boca para marcar territorio como un animal).

Gerardo (desvía la mirada y extiende la mano para estrechar a su oponente): Me alegro por ti. (Estevão responde al saludo) Tienes mucha suerte.

Esteban (Muestra una sonrisa irónica): Lo sé. No todos los hombres tienen la suerte de estar con una mujer así. (La mira, haciéndola sonrojar).

La atmósfera era tan pesada que se podía cortar con un cuchillo, por así decirlo. María da una "sonrisa de Amélia" y se pone la mano detrás de la nuca. Había notado el malestar de Esteban. Es cierto que en el pasado había utilizado el interés de su amiga para poner celoso a su marido, ya que todavía estaban en guerra, pero Esteban había hecho lo mismo utilizando a Ana Rosa, que de hecho era su prometida cuando María regresó de prisión.

María: Bueno, pero... ¿qué haces aquí en Aruba? ¿Y en este hotel?

Gerardo: ¡ay! Resulta que ahora soy uno de los socios mayoritarios.

Esteban (sorprendido): ¿Compraste el hotel?

Gerardo: No exactamente, sólo algunas acciones. Lo suficiente como para ser uno de los propietarios, claro.

María (Impresionada): Increíble. Felicitaciones por la adquisición.

Esteban (la mira y levanta una ceja): Es toda una casualidad que hayas elegido este hotel y estés aquí ahora mismo. (Le habló con aire de desconfianza mientras miraba a su esposa).