Capitulo 16

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Capítulo 16

María y Esteban todavía estaban asombrados por el nuevo descubrimiento. El contenido de ese cofre era una de las cosas más macabras que jamás habían visto en sus vidas.

Esteban: Es una... (Pausa) ¡Cuerda!

María (agarra y levanta): No es una cuerda cualquiera. Cuerda para colgar.

Esteban (Intrigado): ¿Por qué tendría eso?

María (lo muestra de cerca): ¡Mira! Esta roto.

Esteban (Golondrinas): ¿Crees que ella...?

María: No lo sé... (Se miran en silencio) Parece muy perturbada.

Esteban (Curioso): ¿Y qué más hay?

María (devuelve el objeto): Algo de ropa, poco.

Esteban (Se estremece): ¡Uh! Eso no me gustó en absoluto. Incluso me hizo sentir pena.

María: Hmm... debe haber estado muy atormentada para querer suicidarse.

Esteban: ¿Deberíamos hablar de esto con otros?

María: ¿Para qué? ¡No! Sólo deja que sea. No es nuestro problema.

Esteban: ¡Ah! Finalmente empiezas a ser racional.

María (pone los ojos en blanco): ¡Ven! Salgamos de aquí antes de que ella llegue.

Regresan a sus respectivas habitaciones. Encima del tocador había una bandeja con comida esperando a María. Ella entra y no se da cuenta. Siéntate en la cama.

Esteban (Coge la bandeja): Ahora vas a comer.

María (frunce el ceño): Todavía tengo el estómago revuelto...

Esteban (Se sienta en la silla al lado de la cama): No comas. ¡Con el!

María (De mala gana, pero le da un mordisco a la tostada): ¡Está buena!

Esteban (duramente): Te vas a comer todo antes de que me enoje aún más.

María (empuja el plato): ¡No puedes obligarme!

Esteban: María, en este momento, un grupo de locos están en las carreteras buscándonos. Si nos encuentran y estamos débiles será más fácil matarnos, ¿no crees? (Se encoge de hombros) Ahora, ten cuidado de no convertirte en una carga.

María (lo mira ofendida y dolida): ¡Esteban!

Esteban: Lo siento si esto te ofende, pero estoy cansado de ser resistente y amable contigo. No creo que merezca ser tratada con cariño a estas alturas.

María (empieza a llorar): Así no podré abrir el apetito.

Esteban: ¡Entonces compórtate como la mujer adulta que eres y come!

¿María está bien? No quiero irritarte más de lo que ya lo he hecho. (Empieza a comer).

Esteban (la mira tragar la comida sin querer y siente un poco de lástima): Mira... sé que estás nerviosa y alterada, pero debes mantenerte concentrada. Yo y todos los que están ahí abajo necesitamos que María sea valiente y fuerte, si no...

María (susurra): ¡Tengo miedo!

Esteban: Te consideraría tonto si no tuviera miedo.

María: Pero no sólo tengo miedo de la secta, tengo miedo de mí misma y de lo que me está pasando. (Se acerca y baja la voz) No estoy seguro de mis facultades mentales. Siento que estoy perdiendo la cabeza a cada segundo.

Esteban (Preocupación): Es así desde antes de que viniéramos. ¿Lo que te pasa?

María (desvía la mirada. Sabía muy bien el origen de su angustia): ¡No lo sé!

San Roman - EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora