Prólogo

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Era un día como cualquier otro y los chicos volvían de pasar un día de aventuras –o desventuras– con Alejo y Valentina.
Matías se sentía mal desde hace ya unas semanas, puesto que en su corazón tan oculto por su propia personalidad había surgido algo que no comprendía.
Se sentía mareado constantemente y ya no podía ver a Judith igual, en cada cita que tenían por algunos segundos llegaba a confundirla con su hermano Gregory y no le hallaba el sentido en absoluto. Judith no sabía de esto y continuaban con un trato ameno dentro de lo que cabe, pero aún así Matías se sentía en un pozo de confusión constante que solía hacer que su cabeza bombeé pensando en un por qué. Obviamente esto hacia que su humor se dispare para mal.

Al llegar a la casa de Alejo y Valentina supo que podía descansar y tal vez darle tiempo a su pensamiento, a su autodescubrimiento que le atormentaba día y noche. Con ese pensamiento decidió irse a bañar.

Gregory había notado el cambio de Matías, de hecho sentía su mirar constante y cada vez que cruzaban miradas notaba cómo este desviaba rápidamente la vista a cualquier punto de los alrededores.
Al ver que Matías disponía a bañarse a toda prisa, Gregory decidió sumirse un poco en sus pensamientos de la misma forma que había notado que hacía él.
En el sillón Gregory reflexionaba qué podia estar pasando para recibir tanta atención de su amigo de repente, aunque fuera a distancia. Para su mala suerte su momento de concentración se vió interrumpido por sus amigos.
—¿En qué andas pensando que estás tan distraído, viteh'?— Escuchó decir de El Viejo quién había sido quien lo había sacado de su propio mundo al hablarle.
—Si, estás en las nubes vos... ¡Contanos, dale, contanos!— Exigió Carlitox apuntando a Gregory quien apenas entendía lo que sucedía.
–Che, no sé de que están hablando, ponganle onda...– dijo Gregory haciéndose un poco el desentendido, no quería hablar al respecto de sus pensamientos que cada vez se volvían más intrusivos...
—Alejo ¡quiero un sánguche!— interrumpió Valentina con su tono cantarín tratando de desviar ligeramente el tema, veía que Gregory se sentía incómodo.
–¿Y si comemos comida...?– preguntó Alejo al aire, verse interrumpido justo cuando iba a hablar no le molestó en absoluto.
–Si ¿Viteh'? Porque esto no es joda ¿Viteh'? Tenemos que comer algo así como para recuperar energía del viaje ¿Viteh'?– se apresuró a comentar El Viejo.
–Paren rotativas, no podemos pedir sin Matías...– se apresuró a decir Gregory casi por inercia tratando de... ¿Cuidar a Matías? ¿Pensar en él? Tampoco lo entendía
Los pibes se quedaron viendo a Gregory con sus expresiones neutras de siempre, Gregory tembló un poco.
–Y si, me parece un muy buena idea pedir algo para él también...– se apresuró Carlitox a cortar el silencio incómodo –... pero no sabemos qué va a querer comer ¿Que hacemos?– puso sus manos en su cintura como solía hacer para pensar.
–Que vaya Gregory a preguntar ¿No sos el mejor amigo vos?– Dijo Alejo en el momento, la última pregunta iba dirigida directamente a Gregory.
–Ufa, bueno, dale...– no sabía cómo hacer para negarse, la incomodidad se habia adueñado de su amistad esas semanas y se mantenía firme.
Al no tener otra opción Gregory comenzó a caminar al baño, al llegar tocó la puerta con suavidad esperando alguna respuesta, pero no obtuvo ninguna.
–¿Mati?– llamó Gregory desde fuera tocando la puerta un poco más fuerte, aún no obtenía respuesta.
Greg sintió como su corazón se encogía en esos instantes —¿Y si algo le había ocurrido a Matías?— pensó con algo de nervios, pero con mucha preocupación.
Decidió entrar a pesar de que podría ser una confusión y... Adentro del baño solo se escuchaba el ruido de la ducha. Mientras Greg se hacía paso entre la ropa de Matías repartida por el suelo solo podía sentir miedo y preocupación.
–¿Mati?– volvió a llamarlo en frente de la cortina de baño con algo de escalofríos.
Pudo escuchar algunos murmullos detrás de la cortina, se refugiaban con el ruido de la ducha.
Gregory no podía aguantar la angustia que le causaba esto, ya que naturalmente buscaba proteger a su amigo así que sin más abrió la cortina de la ducha un poco, encontrándose a Matías con la mirada fija en un punto dejando que su vista se centre ahí.
–¿Por qué?– repetía sin cesar mientras el agua lo cubría –¿Por qué con...? ¡¿Gregory?!– Matías se exaltó al notar la presencia del rubio por la cortina ¿O era algo más?
–¡Uy, perdón!– se apresuró Gregory en disculparse notoriamente apenado por la situación y apenas reaccionó cerró la cortina nuevamente.
–¡¿Que hac-?! ¡¿Te volviste loco, gordo?!– exclamó Matías con la voz temblorosa y con notoria confusión en su voz.
–perdón... Te llamé varias veces y... No me contestaste, así que me preocupé y... — Gregory hacía pausas en su hablar por su propio nerviosismo.
–Claro... Perdón, boludo...– Matías tembló detrás de la cortina de baño pese a que el agua se sentía tibia –Decime que pasa, dale... Así me puedo seguir bañando...–
Gregory suspiró, sabía que esto no iba a cambiar a menos que hablen, pero ¿Podrían? ¿Cómo podrían abordar el tema y solucionarlo? Parecía hasta imposible.
–los pibes van a pedir comida... Queríamos saber qué querías comer, nada más– Expresó Gregory rápidamente antes de dar un paso atrás, ahora se sentía dudoso.
–No sé, gordo. Una hamburguesa está bien, boludo...– dijo Matías aún bajo la ducha que ya no le proporcionaba la capacidad de meterse en sus pensamientos a profundidad.
Se hizo un silencio que fue rellenado por el ruido del agua.
–Bueno, dale... No hay problema...–Gregory con una sensación extraña en el estómago se dispuso a salir del baño.

Finalmente en la mesa a la espera de la repartida de la comida tanto Matías cómo Gregory se veían pensativos.
—Dejense de joder con los pensamientos ¿Viteh'? Empiecen a morfar que se enfría la polenta ¿Viteh'?– El Viejo sacó de su trance a ambos en ese momento. Entre ellos se veían como un enigma y ninguno entendía el por qué.
A Gregory le pasaron su hamburguesa, a su gusto normalmente sería apetitosa por su tamaño y "la pinta que tenía", pero no se hallaba el apetito.
Matías, por el contrario sentía que necesitaba la energía que esa hamburguesa le proporcionaría así que apenas vio que empezaron a comer se dispuso a devorar la hamburguesa tratando de disimular su notoria ansiedad.
En la mesa El Viejo se sentía analítico, mezclaba su polenta con la salsa y el queso mientras observaba la conducta inusual del pelinegro y el rubio. Carlitox jugaba con los rollitos de sushi que se había pedido y Alejo junto a Valentina se daban papitas en la boca cariñosamente.
Matías subió su mirada hasta Alejo y Valentina sin dejar de lado su hamburguesa, reflexionó un poco ¿Hace cuánto que no se había comportado así con Judith? ¿Que le estaba pasando?
–ya me tienen las bolas por el piso ¿Viteh'? Vámonos de joda para despejar la mente un poco ¿Viteh'?– Exclamó El Viejo cómo si hubiera descubierto la penicilina.
–me parece una muy buena idea irnos de joda, cerca de mi casa se abrió un boliche que parece piola– Carlitox jugaba con los palitos del sushi e hizo una 360 a su rollito de camarón antes de comerlo.
Alejo y Valentina se miraron cariñosamente mientras sonreían diciendo que si.
El Viejo conocía a esos pibitos como su fueran sus hijos, sabía que los afectados iban a darle al escabio cómo si fuera agua. Esa iba a ser la mejor forma de hablarles y sacarles información, de alguna forma le dolía ver a "sus chiquitos" estar tan encerrados en sí.
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Lo siento, sé que está muy mal hecho. Aún así queria compartir mi esquizofrenia con alguien :')

Haré algunos dibujos de los próximos capítulos ¿Los subo?

Gracias por leer esta cosa.
Cambio y fuera.

Dudas (Matías x Gregory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora