Capítulo 4

319 21 23
                                    

Llegaron y Gregory bajó con cuidado a Matías nuevamente. No se atrevía a llevarlo a su habitación otra vez así que recostó a su amigo en el sillón.
La respiración del pelinegro era suave y se veía tan relajado que le daba ternura al rubio.

–¿Por qué estás así, Mati?– preguntó en voz baja mirando cómo el pecho del pelinegro subía y bajaba a un ritmo tan lento...

De repente sintió que su teléfono vibraba. Al verlo, Gregory notó que eran mensajes de su hermana:

'Tu amigo es un boludo'

'Y vos también. No se por qué te hice caso, nene'

–está dolida– pensó al leer los mensajes.

'Ponele onda, Judith'

'yo solo te ayudé a estar con él'

'lo que haya pasado después no tiene nada que ver conmigo.

Texteó Gregory en respuesta.

Se sentó en el piso y pudo ver un poco más de cerca a Matías, tenía unas ojeras enormes y un aspecto decaído. La herida en su frente daba indicios a que se tardaría un tiempo en sanar.

–Te ves tan tranquilo que...– Gregory decidió no seguir hablando y simplemente se le acercó un poco más. Aunque dándose cuenta de lo que hacía y la corta distancia que los separaba se hizo hacia atrás con nerviosismo.

Pensó en lo que el pelinegro necesitaría: mucha energía, así que se dirigió a la cocina dispuesto a prepararle algo de comer.

Se encontró un paquete de ravioles en la heladera y se puso a hacer una salsa casera. Había tomado algunos cursos de cocina que le estaban siendo de ayuda en esos momentos.

Al concluir con su obra tapó las ollas esperando que la comida se mantenga caliente hasta que Matías despierte.

Gregory se secó las manos, pues se las había lavado y caminando hasta la sala notó que el pelinegro no se encontraba.

–¿Mati?– llamó el rubio, no obtuvo respuesta.

Gregory dudó si debía buscarlo –Como me complica las cosas este pibe– pensó para luego suspirar.

Dudoso comenzó a caminar en busca de su amigo, temiendo también que le haya pasado algo.

Matías se hallaba apoyado en el marco de la puerta de su habitación mientras cubría su cara, era evidente que estaba llorando.

Gregory se aproximó a Matías con rapidez, su corazón se habia parado unos instantes al verlo en ese estado.

–Uy, Mati ¿Estás bien?– Gregory apoyó su mano en el hombro de Matías, cuyo llanto y sollozos hacían que ambos tiemblen.

–¡Soltame, gordo!– Matías reaccionó rápidamente ante el contacto. Era evidente su cansancio mental y físico. No quitó sus manos de su rostro, no iba a permitir que lo vieran llorar.

–Tranquilo, nene...– aquella reacción sorprendió a Gregory, pero trató de mantener la calma y calmarlo a él –¿Que pasó?– preguntó con la voz más calma posible.

–Hay tanto en mi mente, boludo...– El pelinegro se calmó un poco al ver la reacción que tenía Gregory.

Matías estaba acostumbrado a que sus lágrimas se incrementen a golpes, o eso recordaba de la última vez que fue encontrado llorando.

–Veni, te sirvo agua y me contás, dale...– Gregory volvió a apoyar su mano en el hombro de Matías, quien esta vez no lo apartó.

El de cabellos oscuros desvío la mirada tratando de no ser visto mientras a toda prisa se limpiaba las lágrimas. Luego siguió a Gregory hasta la sala, dónde se sentó en el sillón con pesadez y se cubrió con una manta que había allí. El rubio caminó hasta la cocina y le alcanzó un vaso con agua.

–Mati quiero saber... ¿Que tenés que andás así, nene?– preguntó el de rizos dorados.

–No tengo idea, boludo– Matías le dio un sorbo a su agua mientras aún temblaba un poco, secuela de su llanto.

–pero ¿Que sentís?– Gregory se acercó un poco más a su amigo y le tomó la mano, Matías no lo apartó.

–Confusión, tengo muchas dudas, boludo...– el pelinegro dirigió su mirada a donde deberían estar los ojos de Gregory, pese a que no los veía quería mantener su mirada ahí para ser sincero. Tomó más agua sintiéndose más tranquilo.

–¿Dudas de qué?– Greg sintió su corazón latir un poco más rápido.

–Sobre mí, sobre tu hermana...– Matías se mordió el labio ¿Iba a decirlo? –... Y sobre vos, boludo–

–Uy ¿Que decís?– su corazón se aceleró aún más, no quería adelantarse, pero... –¿hice algo malo? ¿Es eso?–

–No, ese es el problema... No sé porque me siento así con vos, gordo– Matías bajó la cabeza.

Entonces hubo un impulso proveniente de Gregory y al tomar la valentía suficiente tomó a Matías de la barbilla e hizo que levante la mirada. Matías se sorprendió por su actuar y antes de que pudiera decir o hacer algo sintió los labios de quien hace unos momentos era su amigo sobre los suyos.

Era un beso algo torpe, pero Matías por el shock del momento no pudo evitar seguirlo. Después de unos momentos Gregory se separó.

El rubio entró en pánico –¿Que hice? ¿Y por qué?– pensó en ese instante al ver que el pelinegro no decía nada.

–¡Uy! perdón, Mati... Me voy...– separó sus palabras con las mejillas rojas, los labios temblorosos y "el corazón en la mano".

Se apresuró a la puerta y salió a toda prisa.

El pelinegro, quién se había quedado en el sillón aún estaba en shock.

Acariciaba sus labios con sus dedos, incrédulo de lo que acababa de ocurrir.

Sintió que su corazón estaba alborotado, más dudas surgían en él.

__________________

Aquí esta el capítulo a cuenta del domingo :>

¡Gracias por leer esta cosa!
Cambio y fuera

Dudas (Matías x Gregory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora