¿𝐷𝑜𝑙𝑜𝑟?

1.1K 76 7
                                    

El hombre de ojos verdes y cabellos castaños caminaba por el bosque asegurandose de que ningún humano rondará cerca.

Un sonido lo alertó y se acercó lentamente pero una luz lo cego y fue empujado al suelo.

- Buen día, pequeño guardián - una voz suave y alegre lo hacía rodar los ojos.

Molesto se levantó mientras se sacudía las hojas.

- Rapunzel, deja de entrar así a mi bosque- la miro algo molesto e irritado.

La chica rubia se quejo un poco.

-Eres tan amargado, un día deberías ser más ... libre como tus dragones-
extendió su brazos imitando a un dragón volando.

-Sabes bien que los dragones no son del todo libres, aún son cazados y es mi deber ...- fue interrumpido con un sonido fingido de ronquidos.

-Si, si, tu proteges el mundo oculto, si no te importa iré a saludar a los demás- la chica se fue corriendo.

Hiccup hizo una ligera mueca.

-¿Por qué es así?, es algo molesta e infantil- al terminar su frase un dolor de pecho lo interrumpió.

Un dolor agudo, como si algo lo hubiera lastimado emocionalmente, era raro que sintiera eso, el sabía que había detalles o cosas que miraba que traían ese dolor o una alegría pero jamás sabía el por qué y no se atrevía a averiguarlo, estaba muy ocupado resguardando a sus dragones como para importarle.

La chica caminaba alegre pero entre más se alejaba su sonrisa desaparecía, su esfuerzo por mantener a los demás bien y alegres no daba muchos frutos, desde que los conoció siempre eran así, sin embargo había una que no, siempre estaba dispuesta a escucharla.

Corrió lo más que daban sus delicados pies así las costas no muy lejanas, sintiendo poco a poco en las plantas de sus pies las hojas y pasto siendo remplazadas por la arena cálida.

Soltó aire relajada, se sentía tan viva al sentir la sensación fresca y cálida ahí pero el dolor en su pecho volvía, era lo único que odiaba de ir a la costa, ese recuerdo, ese maldito recuerdo que nunca podría olvidar.

- ¡Buen día Rapunzel - una ola la salpicó fuertemente mientras una chica morena de cabello oscuro y rizado caminaba hacia ella riéndose.

Eso ayudo a la ojiverde a salir de sus pensamientos y saludo a Moana alegre, mientras se sacudía el vestido algo mojado.

- ¿Alguna novedad?- pregunto con curiosidad arqueando una ceja.

-No, creo que por el momento está ocupada en su río, dudo mucho que la veamos un tiempo- alzó los hombros mientras entraba un poco al agua.

-Hace días que no la veo, me preocupa-

-Lo se, pero ya la conoces, siempre se aleja un tiempo de todos nosotros, no te preocupes- apoyo su mano en el hombro de la rubia.

Ambas sonrieron y entraban un poco al agua tocando las mantarrayas que ahí andaban tranquilamente.

Más allá del mar oscuro, en un río congelado, un lugar alejado y frío como el peor invierno, se encontraba la mujer de cabellos blancos, ojos azules como zafiros caminando y mirando las paredes de hielo cristalizado.

Aquel lugar congelado y solitario se había convertido en su hogar, vacío y acompañado con las voces de los recuerdos, en dueto con el eco del lugar.

Su ánimo usual era triste, su corazón anhelaba desde hace mucho lo que veía en aquellas imágenes, todo contenía los recuerdos, las memorias de las personas, recuerdos alegres y tristes que conformaban sus vidas.

𝑀𝑒𝑚𝑜𝑟𝑖𝑎𝑠 ¿𝐸𝑠𝑐𝑜𝑔𝑖𝑑𝑜𝑠 𝑜 𝑀𝑎𝑙𝑑𝑖𝑡𝑜𝑠?-𝐸𝑛 𝑃𝑟𝑜𝑐𝑒𝑠𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora