número siete.

540 48 5
                                    

Otra noche tranquila dominaba a Seúl, el invierno estaba cada vez más cerca por lo tanto las noches se tornaban frescas y las casas se enfriaban rápido. Las mantas gruesas, bebidas calientes y películas en el sillón mientras afuera nevaba ya los estaban llamando.

El hogar de la pequeña familia se encontraba silencioso, todas las luces apagas, Eunha dormía tranquila en su cuna junto con dos remeras con el olor de sus madres. La pequeña dormía y estaba en silencio.

Sus progenitoras todo lo contrario.

Haerin cerró sus puños en el oscuro cabello de su alfa mientras esta se movía sobre ella lenta y deliciosamente, sus ojos se encontraban cerrados y su labio inferior atrapado entre sus perfectos dientes para no hacer ningún ruido alto. El cuerpo de la alfa estaba prácticamente acostado sobre la omega, sus brazos a cada lado de la cabeza ajena apretando en puños la sábana, tenía las piernas de Kang bien posicionadas en su cintura permitiéndole llegar más profundo en un adictivo vaivén.

La habitación olía a feromonas, lubricante y sexo, ambas intentaban ser lo más silenciosas posibles. Vamos, eran madres jóvenes, cuidar un bebé y trabajar todo el día es estresante. Nadie las puede culpar.

Danielle salió de encima de Haerin y de la cama para tirar el preservativo a la basura. La omega suspiró y tomó la botella de agua dándole un largo trago.

-¿Te encuentras bien? -Pregunta la alfa sentándose a su lado.

-Sí... solo deja que recupere el aire -Murmura con una pequeña sonrisa.

Por otro lado, los pequeños ojitos de la cachorrita se abrieron al sentir una molestia en su pañal, arrugó la nariz y no tardó dos segundos en empezar a llorar mientras movía sus pequeños brazos y piernas. La luz de la habitación se encendió y unas manos la tomaron arrullándola a la vez que tarareaba una canción de cuna para tranquilizarla, su cuerpecito fue depositado en otra superficie y sentía como la despojaban de esa molestia.

Sus ojitos se enfocaban en Haerin mientras soltaba pequeños sollozos y algo frío paso por su pequeño traserito.

-Ya, mami esta aquí -Murmura Kang colocándole un nuevo pañal.

Tomó a la pequeña en brazos y empezó a cantar hasta hacerla dormir nuevamente, la dejó con cuidado en su cuna y volvió a su habitación ya ventilada y con nuevas sábanas, pues la alfa se encargó de eso. Se acostó en la cama y se acurrucó en el pecho de Danielle.

Ambas soltaron un suspiro. Cuidar de un bebé no era nada fácil.
‍      

[...]
‍      

Haerin entró al gran colegio donde su alfa daba clases junto con su cachorra dormida en el cochecito. Danielle le había mandado un mensaje pidiendole que le alcance una carpeta azul que se había olvidado, luego de un pequeño regaño por parte de la omega ahí se encontraba.

Eunha estaba dormida, no quería despertarla para subir esas horribles escaleras del establecimiento así que caminó hasta la sala de profesores donde Minho se encontraba.

-Yo la cuido, ve tranquila.

-Gracias, Min -Sonríe aliviada antes de salir de la sala.

Subió lo más rápido que pudo las escaleras hasta el salón donde su alfa da clases, los pasillos estaban casi desolados, los alumnos caminaban con algún libro en la mano para aprobar la materia que debían, profesores yendo hasta algún salón o estudiantes rindiendo algún examen. Tocó la puerta y entró cuando le fue permitido.

-Que sea la última vez, Marsh -advierte tendiéndole la carpeta.

-Gracias cosita -Toma la muñeca de Haerin y le hace sentar en su regazo escondiéndose en su cuello justo donde está su marca.

-Danielle, nos pueden ver -Murmura viendo las ventanas que dan al pasillo.

-¿Y cosita dos? -Pregunta ignorando lo dicho por su omega.

Haerin rueda los ojos- La deje con Minho, está dormida.

-Quiero verla un momento.

La pareja sale del salón y van hasta la sala de profesores tomadas de la mano, Danielle se acercó al otro alfa que sostenía a Eunha observando todo lo que podía de ese nuevo lugar. Minho se la dio y salió de la sala para darle privacidad a la feliz familia. La cachorrita soltó una pequeña risita y alzó sus manitos para tocar las mejillas de su madre sacando sonrisas en sus madres.

-Mi bebé hermosa -Canturrea dejando besos en las regordetas mejillas de su hija. Toma la muñeca de Haerin y la tironea hasta ella- Y mi otra bebé hermosa.

-Que cursi eres -Dice con una falsa molestia. Sonríe y deja un besito en sus labiosㅡ Voy a comprar los adornos de navidad.

-Genial, cuando salga del trabajo te ayudo a decorar -Promete dejando a su cachorra en el cochecito tapándola con las mantas. Se irguió y señaló a su omega en el dedo de forma amenazadora-. Haz galletas.

-Bien, haré galletas -Rueda los ojos con diversión. Dejó un último beso y salió del establecimiento.

Se dirigió al centro y entró primero a un supermercado para comprar los ingredientes para las galletas y otras pequeñas cosas, luego de pagar fue hasta una tienda donde vendían múltiples cosas de las diferentes festividades. Dejó el cochecito en la entrada y tomó un carrito de compras dejando a Eunha en el asiento para niños, recorrió los pasillos tomando diferentes adornos y luces, el decidir que ya era suficiente empezó a caminar hasta la caja pero algo la detuvo y sin poder evitarlo lo tomó mientras moría de ternura por dentro.
‍      

[...]
‍      

Danielle entró al departamento soltando un suspiro de cansancio mientras dejaba su abrigo colgado en el perchero. Caminó por el living viendo el arbolito de navidad en una esquina y con adornos a su alrededor, fue hasta la cocina y se quedó parada en el umbral al ver dos pequeños cuernitos asomándose desde la sillita de Eunha.

-Oh por Dios -Dice tomando a su pequeña en brazos.

-¿Qué te parece? -Dice la omega con una sonrisa.

-Voy a tener diabetes.

Haerin le había comprado a Eunha un traje de reno color marrón y en la gorra tenía unos pequeños cuernos de un color más oscuro, en los puños de los piecitos estaban adornados como pezuñas, en el cierre del traje tenía una decoración de un moño dorado y rojo, y la pequeña nariz de Eunha estaba pintada de un rojo muy sutil para no arruinar su delicada piel.

-Oh Dios, está hermosa -Chilla Haerin con una sonrisa-. Espera, le tengo que sacar una foto.

Danielle ríe y sale de la cocina para irse a la sala y sentarse en el sillón con su cachorrita en brazos.

Luego de unas casi 15 fotos la pareja empezó a armar el arbolito y a decorar el departamento con luces y adornos, llegando la noche deciden acostarse en el nido mientras ven una película comiendo las galletas que la omega preparó junto a chocolate caliente y mientras Eunha se alimentaba del pecho de su madre.

Las fiestas estaban a la vuelta de la esquina y la pareja estaba demasiado feliz, iba a ser su primera navidad y año nuevo con su pequeña hija.

𝗖𝗨𝗜𝗗𝗔𝗡𝗗𝗢 𝗔 𝗠𝗢 𝗘𝗨𝗡𝗛𝗔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora