número nueve.

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La pareja estaba preocupada por su pequeña hija, Eunha cada vez que la dejaban en la escuela era como una guerra pues la cachorra lloraba y se aferraba a una de sus madres rogando para que no la obliguen a entrar. La preocupación crecía en su pecho, ya no sabían qué hacer.

-Princesa -La cachorrita levantó la vista de su dibujo y observó a su mami-. En la escuela... ¿hay algún niño que te moleste?

-No, mami.

-Entonces... ¿por qué no te gusta ir a la escuela?

-Porque no -Respondió seca-. ¿Puedo ir al nido?

Haerin suspiró-. Sí, amor.

La omega vio como la pequeña cachorra caminó a paso tranquilo hasta el nido y como se acostaba tapándose con las mantas que tenían su olor y el de su alfa. Soltando otro suspiro volvió a la cocina y comenzó a preparar la cena con la preocupación instalada en su pecho.

Mañana Eunha volvería a la escuela y ya sabía lo que iba a suceder; su hija aferrándose a ella o a Danielle llorando para que no la dejen, los padres de los demás cachorras observándolas con pena o como si fuesen malas madres, su alfa y ella irían al trabajo con dolor de cabeza.

La noche llegó, la alfa dejó a la pequeña cachorra dormida en su cama, al llegar a su propia habitación vio a la omega sentada en la cama observando un punto fijo perdida en sus pensamientos. Se sentó a su lado y la abrazó por los hombros hasta atraerla a su pecho.

-Sé que estás preocupada. Pronto sabremos qué le pasa, amor.

-No lo entiendo, Dani... Según la maestra todo esta bien, ningún niño la molesta y las citas con el psicólogo van bien. No quiero a mi cachorrita triste.

-Llegaremos al fondo de esto -Promete dejando un beso en su marca.

En ese instante el celular de Haerin sonó sobre la mesa de noche, se separó un poco de la alfa y tomó su teléfono viendo el mensaje que Yunjin le había mandado.

-Yun dice que nos encontremos en la entrada de la escuela de Eunha a las nueve -Le hace saber a su alfa.

-¿Te dijo para qué?

-No, pero me dijo que era importante...
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[...]
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La mañana siguiente la pareja se encontraba alistándose para encontrarse con sus amigas, Eunha estaba sentada en el sillón junto a Hanni quien se ofreció a cuidarla en el tiempo que no estén.

-Ya nos vamos, Eunha. Pórtate bien con tía Hanni, ¿bien?

-Sí, mami -La cachorrita bajó del sillón y dejó un beso en la mejilla de sus madres.

-Nos vemos en un rato, mi vida -Dice la alfa antes de salir del departamento con su omega.

-¡Adiós, Han!

Una vez quedaron solas, Hanni observó a su sobrina con una sonrisa.

-¿Quieres helado para desayunar?

-¡Sí! -Exclama saliendo corriendo hasta la cocina.

-No le digas a tus mamis.

La pareja estacionó el auto frente a la escuela de su cachorra donde Yunjin y Chaewon las estaban esperando. Ambas se notaban inquietas. Bajaron del vehículo y se acercaron a sus amigas.

-Hola, chicas -Saluda la alfa.

-Hola, que bueno que ya llegaron -Murmura Yunjin rascándose la nuca, nerviosa.                                          
                 
-¿Qué es tan urgente, Yun? ¿Y por qué estamos en la escuela de Eunha? -Pregunta Haerin queriendo saber qué pasaba.

𝗖𝗨𝗜𝗗𝗔𝗡𝗗𝗢 𝗔 𝗠𝗢 𝗘𝗨𝗡𝗛𝗔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora