número diez.

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La pequeña familia se encontraba haciendo las compras, Eunha iba de la mano de su mamá mientras que su mami buscaba frutas y verduras, caminando por los pasillos la pequeña vio unas bolsas con dulces, levantó la mirada y tiró de la mano de Danielle para llamar su atención.

-¿Qué pasa, cariño? -Pregunta agachándose a su altura.

La niña apuntó los dulces -Quiero esos, mamá.

-Mmh, hace unos días estuviste mal del estómago, amor.

-Por favor, mami. Comeré pocos -Ruega abriendo sus ojitos de Bambi.

Danielle intentó resistirse, de verdad, pero a esos ojitos nadie puede resistirse. La alfa soltó un suspiro y tomó la bolsa.

-Bien, pero los comerás una vez estés mejor -Dice y Eunha aplaude feliz.

Haerin vuelve con su esposa e hija con las manos ocupadas por bolsas de verduras y frutas, frunce el ceño y observa a su alfa seria por la bolsa de dulces en el carrito. Danielle simplemente le sonríe inocente, negó con la cabeza y siguió su camino con las demás detrás de ella.

Luego de unos pocos minutos se dirigieron a la caja para poder pagar e irse, le habían prometido a Eunha que irían a la casa de las tías Chaewon y Yunjin y la niña ya estaba que le carcomía la ansiedad. Con ayuda de Haerin cargaban el baúl del auto con las bolsas de las compras, al terminar se subieron y arrancaron, primero a su propio hogar para ordenar las compras y después a la casa de sus amigas.

Al frenar en un semáforo en rojo, Eunha, que miraba por la ventana, empezó a toser de manera repentina, sus ojos se cristalizaron y su rostro se tornó rojo. Ambas madres miraron para atrás y rápidamente empezaron a buscar una botella de agua.

-Traga despacio, Eunha, y trata de respirar hondo -Aconseja Danielle quien rápidamente vuelve su mirada al camino pues el semáforo se puso en verde y varias personas empezaron a tocarle bocina.

-¿Te sientes mejor? -Pregunta Haerin y la niña asiente con la cabeza- ¿Qué pasó? ¿Te atragantaste con algo?

-E-Eso creo... pero ya estoy bien -Responde con su respiración algo agitada.

-Bien, sigue tomando agua de a tragos pequeños y respira hondo.

La niña siguió con los pasos que sus mamás le dijeron hasta que llegaron a casa y estuvo más calmada. Se sentía asustada, ¿qué había sido eso? Ya le habían dado esos pequeños ataques, sin ser así de fuertes, pero nunca enfrente de sus madres y tampoco quería decirles para no preocuparles pero ahora ya no podía ocultarlo.
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[...]
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Haerin ayudaba a Chaewon a preparar la comida para merendar mientras que Yunjin y Danielle llevaban la mesa y las sillas al patio trasero. Eunha se encontraba sentada jugando con el pequeño perrito que la pareja adoptó. Las adultas se sentaron en la mesa y junto a Dani la pequeña Eunha, entre una linda charla empezaron a comer.

Eunha comía en silencio su cupcake sin interrumpir la charla de las mayores, al terminar de masticar y tragar una pequeña molestia se instaló en su pechito pero no le dio importancia y simplemente se dedicó a terminar su leche con chocolate.

-Mami… -Llama a Danielle tirando de su manga, esta paró de hablar y observó a su hija- ¿Puedo ir a jugar con el perrito? Ya terminé de comer.

-Sí, mi amor. Ve.

Eunha se bajó de la silla, se sentó en el césped y rápidamente el pequeño perrito se le tiró encima moviendo su cola y dando mordiscos inofensivos. La niña le tiraba la pelota y el animal la iba a buscar y se la daba otra vez, estuvieron así un rato hasta que Kookeu, el perro, empezó a tironear de su manga con sus dientes para que lo persiguiera por el jardín. Eunha lo hizo soltando pequeñas risas, pero la molestia en su pecho empezó a molestar más y más hasta que paró en secó y cayó de rodillas al césped. El perrito empezó a ladrar y lloriquear al darse cuenta que algo malo pasaba.

𝗖𝗨𝗜𝗗𝗔𝗡𝗗𝗢 𝗔 𝗠𝗢 𝗘𝗨𝗡𝗛𝗔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora