Por fin había llegado el tan esperado día, eran aproximadamente las 5:20 de la mañana y Stephanie se estaba preparando para ir a el hospital, donde se supone que hiban a nacer sus hijos.
Estaba agotada, tanto físicamente como mentalmente, había pasado por tantas cosas difíciles antes de este día que ya nisiquiera quería pensar en eso.
Se encontraba guardando algunas prendas de vestir para ella y los bebés, no hiba a llevar mucho, solo lo esencial para estar cómoda.
Desde que se enteró que su esposo le era infiel, cortó toda comunicación con él, lo bloqueó de contactos y hasta de redes sociales, hizo como si nunca hubiera existido en su vida, se olvidó de él. Pero eso no duraría mucho.
Los primeros días fueron los más duros porque no tenia donde quedarse ni tampoco para comer, muchas veces le tocó dormir en las calles de Seúl y la gente la confundía con una vagabunda, varias personas le faltaron el respeto y llegó a recibir golpes y palabras hirientes, pero eso ya quedó en el pasado.
Uno de esos días en los que solo quería llorar por todo lo que le estaba sucediendo, conoció a una chica que la ayudó a conseguir un puesto en la cafetería que trabajaba, así fue como Tiffany pudo costear su propio apartamento y otras cosas que necesitaba, claro, después de muchos días de esfuerzo, mientras tanto, solía quedarse en el apartamento de su nueva amiga, Kwon Yuri.
Aunque cabe recalcar que también recibió mucha ayuda de su jefe y demás compañeros, le subieron el sueldo solo a ella y de vez en cuando le regalaban cosas para sus hijos, tales como: ropa, biberones, pañales, etc.
Hoy, 25 de octubre, era un día especial porque por fin tendría a sus bebitos entre sus brazos, valió la pena todo el esfuerzo que tuvo que hacer y no se arrepentía de nada. Bueno, al parecer estaba tan tranquila que no recordaba el trato que había hecho con su, aún, esposo.
―Y listo, ya terminé― dijo para si misma, cerrando el bolso donde había guardado todo.
Justo cuando estaba en la cocina, buscando algo de comer, escuchó su teléfono sonar, así que, se dirigío de nuevo a la habitación.
―¿Hola?―
―Hola, Tiff, ¿Cómo estás?―
No puede see. Reconocía perfectamente esa voz, era Lee Sung-Won.
―Aish, no me apetece hablar contigo ahora, ¿Qué quieres?―
―Parece que olvidaste el trato que hiciste conmigo, me enteré que hoy nacen Minho y Lix―
―Ajá, si...―
―Ya estoy llendo para el hospital―
―¿Para qué?, No necesito tu ayuda―
―No voy para ayudarte, voy para llevarme a mi hijo―
Y ahí fue cuando recordó todo, debía darle a Minho apenas naciera.
―Pues, ¿Sabes qué?, no te lo voy a dar, yo soy su mamá y mi obligación es permanecer con él―
―¿Y yo que soy?, ¿Un fantasma?, ¡Soy su Padre!―
Razón no le faltaba, pero no iba a ceder, no iba a permitir que le arrebataran a uno de sus bebés, oh no, definitivamente no.
―No me interesa que seas su padre, me fuiste infiel y no tienes ningún derecho―
Estaba a punto de colgar porque sentía que en cualquier se pondría a llorar y justo cuando iba a presionar el botón rojo, escuchó a su esposo hablar.
―Tú te lo buscaste, Stephanie, solo espera a que llegue―
Y sin más colgó la llamada. Obviamente no le creyó nada, solo continuó arreglando sus cosas, riendo por las palabras del contrario, sin saber lo que le esperaba al llegar al hospital.
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Tiffany estaba a nada de tener a sus bebés entre sus brazos, el nacimiento se haría por cesárea y los cirujanos se encargarían de mantenerla totalmente despierta para que pueda estar consiente al momento de ver por primera vez a las personitas que tanto ama.
Estaba acostada en la camilla, esperando el momento, tenía la mente un poco aturdida por lo que le había dicho su esposo, aunque al principio no le presto atención, luego se puso a pensar en que quizá podría ser verdad.
Decidió dejar escapar esos pensamientos, centrándose en lo que importaba ahora. Poco tiempo después, se escucharon llantos de bebés por toda la sala, eso solo significaba una cosa, ya habían nacido.
Según el doctor, Minho nació a las 6:30 y Felix a las 6:31, es decir, un minuto después que su hermano gemelo y en cuanto los tuvo a los dos cerca de su pecho, sintió la necesidad de protegerlos a toda costa y nunca soltarlos, eran su adoración y su razón de vivir.
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『𝗔 𝗹𝗼𝘃𝗲 𝗻𝗲𝘃𝗲𝗿 𝘀𝗲𝗲𝗻 𝗯𝗲𝗳𝗼𝗿𝗲』Minlix.
RomanceCuando Minho y Felix estaban por nacer, sus padres decidieron divorciarse por cuestiones de problemas en la relación, cada uno se llevó a un bebé y se encargo de criarlo por su cuenta, sin ayuda del otro, pero no sabían que habían cometido un grave...