6:Vínculo

1.7K 141 25
                                    

Hinata era muy suave

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hinata era muy suave. Por todas partes.

Piel sedosa y suave que olía tan jodidamente bien que estaba tomando todo el esfuerzo de Naruto para no morderla. Todavía podía saborear su sangre en la lengua desde ese corte en su hombro y eso le estaba volviendo loco. 

Tenía hambre de ella de una manera que nunca había experimentado antes. Esto no era sexo. Esto era necesidad. Una dolorosa adicción para la que no estaba preparado, y sus manos temblaban mientras luchaba por contenerse.

Trató de ocultar de ella sus dientes caninos mientras se movía y chupaba su otro pezón, pero ella le estaba observando, algo que por sí solo ya era sexy como el infierno. Luego susurró:—Tus dientes. ¿Vas a volver a convertirte en un lobo?

Naruto sacudió la cabeza y la miró.

—No. Solo me siento muy...

Quería decirle lo carnal que se sentía, primitivo y desesperado, pero no lo hizo. En su lugar, agarró su cadera con una mano y avivó su pezón apretándolo con su pulgar.

—...Posesivo.— susurró —Me dan ganas de saborearte. De ahogarme en ti. Nunca he estado con una mujer como tú antes.

—¿Una humana?— preguntó con curiosidad.

—Eso también.— aceptó. —Pero no era eso lo que quería decir.

Hinata era muy suave y muy acogedora, cuando debería estar aterrorizada. Las lobas eran notoriamente agresivas. La vida las hacía así, y así le gustaban a la mayoría de los lobos machos, pero tal vez Naruto era más humano de lo que imaginaba, porque sentía que los tímidos dedos de Hinata en su pelo y el olor de su deseo eran casi demasiado.

—Eres muy hermosa. Muy dulce.

Se apoyó en la cadera para obligarla a bajar un poco y le mordió ligeramente el otro hombro, lo suficiente para probar. Hinata le dejó hacerlo, aunque su pequeño jadeo le dijo lo que sentía.

—Tan jodidamente dulce.

Se inclinó y le dio un beso en el hueso de la cadera pasando una vez más sus manos sobre las curvas de sus caderas. Entonces decidió probar lo que realmente le estaba volviendo loco, haciéndole sentir más lobo que otra cosa, a pesar de sus promesas de lo contrario.

—Te necesito en mi cama.— decidió, deseando verla extendida sobre sus sabanas, cubierta por su olor.

Se levantó y levantó a Hinata. Ella soltó un temeroso chillido y empujó su hombro.

—¡Tienes que dejar de hacer eso! ¡Me tirarás!

—¿Alguna vez te he lastimado, Hinata? ¿He hecho algo más que tratar de mantenerte salvo?

No pudo ocultar el tono de insulto en su voz.

—Los Hombres-Lobo somos más fuertes que los humanos. También somos más agiles y coordinados.

ReclamadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora