◍⁠• VIII •⁠◍

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   Podemos seguir esta historia para más adelante, como yo sé todo... Les ofrezco lo que buscan; el alcohol logró relajar los nervios del muchacho de cabellos bicolor, más el afecto que estaba recibiendo por parte del mayor hicieron que se sintiera el ser más deseado del mundo.

   Y no estaba tan alejado a la realidad, ¿verdad lectores?.

—James, deja de hacer eso, ¡hace cosquillas!.— soltó este entre risas que se le escapaban

—¿Qué?, ¿esto...?.— preguntó el moreno para regresar al cuello del chico y repartir besos suaves

   Como roces de una pluma, toques juguetones que hacían que carcajadas salieran de la boca hinchada del más bajo.

—¡Ya para!.— dijo el de mirada clara separándolo de él con las manos

—Eres malo conmigo~ ¿te doy cariño y tú me rechazas así?.— dijo con un tono sonando a un lamento

—No te pongas así.— se quitó las hebras oscuras de su cara y dijo: —Te haré piojito, ¿quieres?.

   El influencer no dudó ni un segundo en dejarse mimar por aquel diamante encontrado entre rocas, y suspiró al sentir sus manos acariciar sus rulos con total delicadeza. Un masaje que costaría fortuna, según James.

—No entiendo cómo no tienes novio.— exclamó disfrutando de la atención

—Muchos huyen asustados cuando les cuento mi condición,— reveló con dolor —¡Ni que fuera a morderlos con mi vagina o algo así!.— soltó molesto

   El contrario no pudo evitar reír ante el comentario tan fuera de lugar.

—¿De qué te ríes?.— preguntó el pálido con un tono ofendido

—De lo idiotas que es la gente.— colocó al chico en su regazo y le dijo al oído: —A mí me encantaría ser pirata para tener el oro entre tus patas.

   El halagado quedó en silencio por varios segundos antes de sonrojarse y reventarse a carcajadas contagiosas.

—¡Eso fue lo más tonto que escuché en todo el año!,— abrazó al contrario pegándolo en su pecho —¡Mi estómago duele!, hahaha~ creo que voy hacerme pis.— dijo limpiando sus lágrimas

—Quisiera acompañarte, ya sabes~ como tu seguridad privada.— propuso el de camisa roja y el otro rió

—Con esos bíceps si que podrías trabajar de seguridad...— soltó el más bajo pasando sus dedos en el contorno de esos brazos musculosos

—¿Me contratarías?.

—¿Buscas nueva chamba?.

—No me molestaría tenerte como mi guapo jefe que me ordena amarlo, cuidarlo y darle puro placer.

—¿¡Qué demonios!?, ¿es algún tipo de fetiche?.— le preguntó nervioso

—¿Te interesa averiguarlo~?.— le invitó el latino posando sus manos en la cintura del menor

—¡Cállate!.— dijo golpeándole el hombro

   Ambos rieron al mismo tiempo, callando al unir sus ojos brillando como constelaciones y decidieron también unir sus labios. Dos músculos húmedos salieron de sus cuevas para bailar su propia melodía, ignorando el bullicio a su alrededor y enfocándose solamente en saborear el paladar del otro.

   Y las caricias no se hicieron esperar, cada toque era más intenso que el anterior, hasta el punto en que James amasaba los glúteos firmes de Aiden.

«Noche Liberadora» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora