Capítulo Cuatro

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Como le dan ganas de castigar aEse mocoso a lo grande

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Como le dan ganas de castigar a
Ese mocoso a lo grande.

Se quito lo lentes de sol para solo dignarse a apreciar los pasillos de la escuela.

En serio... ¿Hace cuánto tiempo que no ha puesto el pie un instituto educacional? ¿Decadas? Bromita, ni tanto, esta es la segunda vez que lo hace después de veinte años ya que la primera fue hace unos días para conocer el ambiente.

— Esta bien que nuestra relación de colega a colega sea con un toque de superioridad de perseverancia de tu parte, pero en verdad, ¿debías venir? Esto ya no es de tu incumbencia.

¿Pero quién mierda se cree este sujeto? Es tan solo un mocoso —al igual que estos insectos que transitan en los pasillos— solo con la diferencia que este ya esta grandecito para fingir.

En sí Alexander tiene veinticinco años y Connor tiene treinta y tres años.

Una diferencia grande de edad.

— ¿Qué paso con el respeto?

— No estamos en la firma, tú no eres mi principal jefe y no estoy de humor. Así que te tratare como se me de la gana.

En teoría no estaba con ánimos, es por eso que su actitud bajo a tal punto de ser una pesada e insoportable, y todo por su sobrino que nuevamente creo problemas.

Pero bueno, debe de estar consciente de las consecuencias que vendrán después.

Después del primer día de tener a Oliver —osea el segundo día— discutió con sus compañeros, si bien es por toda la atención de emociones igual no debería... Pero ahora, ¿una segunda vez?

Ya es el colmo.

Por eso era mejor que lo adoptaran ya que aquella "nueva familia" habría sabido como reaccionar de buena forma en este tipo de situación, o mejor, nunca hubiese sucedido algo como esto.

— Natasha me pidió que te acompañara —soltó como un intento de excusa válida— además, al escucharte, obviamente debía venir para ver como se encuentra Olivier.

— Ni siquiera conoces al niño, esta claro que solo vienes para que la firma no quede mal.

— Sí y no. No soy un desalmado con un niño que perdió hace poco a sus padres y ahora esta con un desconocido.

Vaya... Qué directo.

Al llegar a la oficina de la directora, vio afuera de la misma un par de sillas en la cual se encontraban algunos estudiantes —tres para ser específicos—, y sin pensarlo dos veces, se acerco y se agacho para hablarles.

— No digan nada, porque realmente no quiero escuchar nada de sus sucias bocas —fue lo primero que le dijo a esas dos niñas y el niño— con solo verlos puedo inferir que uno posee problemas con sus padres, otro que sus padres trabajan todo el día y el último que sus padres estan a punto de separarse.

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⏰ Última actualización: Feb 25 ⏰

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