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—Te vez de la mierda, que tu mujer no te deja dormir—burlo aquel amigo de José Manuel.

—Déjate de cosas, realmente no sé dónde tengo la cabeza últimamente, mi hija es muy absorbente, no pensé que ser padre sería complicado.

—Ya veo, pero eso querías ¿No? Cuando empezaste a salir con Erika.

—No realmente las cosas se dieron, además Adara estaba ignorándome por completo, sé que no fue correcto, pero tenía mis necesidades.

—Eso no lo hace correcto, engañar a tu esposa, solo porque no tenías sexo, solo porque creíste que ya no había interés, solo no olvides que en ese momento había perdido a tu hijo, te cogiste a Erika, porque le tenías ganas eso es todo, luego ella no te dejaba de buscar y terminaban en cualquier hotel, se te hizo rutina.

—Es algún reproche por ello.

—solo dijo las cosas como son, Adara era una buena mujer, y todos aquí lo saben, no te agrada lo que dicen de tu mujer, porque ella se metió en la relación, pero tu dejaste que pasara, a mí que con tu vida, pero te estas quejando que Erika, no es lo que pensabas, que no atiende a la niña, que siempre quiere estar gastando, las amantes cuestan y más si se vuelven la mujer oficial dándole cuenta de la mujer que dejaste por ella.

José Manuel se sintió incomodo, aunque lo había pensado, tenía una parte razón, pero regresar el tiempo era negarse el sueño de ser padre, las cosas que tuvo con Adara fueron buenas, incluso siempre ha pensado que ella es la mujer cualquier hombre se sentiría como en casa, llegar y que te reciba con una sonrisa.

Desde la primera vez que la vio sabia exactamente que lograría hacerla su esposa, y tener su cálido amor.

Algunos chicos de la fraternidad siempre tenían ojos en ella, no era la más popular y eso es lo que buscaba se hizo una meta de las cosas que lograría y eso era buscar una mujer que diera con el perfil de esposa, debía tener ciertas cualidades, entonces su mirada cruzo con él y ella le sonrió no había dudas, era discreta, atenta, amable y sobre todo a pesar de que salía a fiestas no descuidada sus estudios, no andaría con una mujer que paso de cuerpo en cuerpo con los de la universidad.

Solo se acercó y pregunto algo tonto que sabía el de aquella materia, la suerte era que tenía varias clases juntos, pero no la había notado saludarla o cruzar palabra, eso era realmente resplandecedor, que aún no ser la chica más popular Adara tenia encanto con su sonrisa y ponía nerviosos a los chicos.

Nunca se dio cuenta de ello, porque hizo lo que hizo para ser el único que sus ojos oscuros viera.

El problema era Lorenzo Real, nunca le quitaba la vista y claro investigo todo de él, no iba a quitarle la chica, mucho menos cuando tenía planes de hacerla su novia forma y claro casarse con ella para ser la madre de sus hijos, era esa mujer que daría todo por ellos y nunca les faltaría, como también le perdonaría todo.

Tuvo cierta platica profunda con ese tipo, una que el debía entender que si no se alejaba la próxima vez no iba a caminar y claro se encargaría de hacerle ver ante el comité que había plagiado las preguntas del examen para quedar, tenía poder, en ese entonces mucho más que él, un simple riquillo que solo venía a divertirse y cogerse a cuanta mujer le abría las piernas.

No era un santo, porque también hacia lo mismo antes y después de ser novio de Adara, amaba a su novia, pero también le gustaba la adrenalina, no por ello la iba a dejar si era perfecta.

Con el tiempo se formalizo, un descuido y salió embarazada, eso lo tomo por sorpresa no quería ser padre aun, y aunque no deseaba mal a su hijo, agradecía que se haya perdido, consoló a su novia y que tal vez en un futuro serian padres nuevamente, así que se graduaron y logro que le diera el sí.

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