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28 de abril.

Al día siguiente

Narrador

Eyol se encuentra comiendo ramen en el sofá, son las cuatro y media de la tarde y no quería hacer prácticamente nada, la discusión con Jungkook le dejó con un sabor muy amargo de boca y mejorarlo con dulce no era la mejor opción. Quería comer algo que le hiciera olvidar el dolor de su corazón y para ello compro el ramen más picante de todo Corea, al menos con ese increíble y doloroso picor le hacía olvidaba que existía Jungkook en su mente.

El timbre de su casa suena. No esperaba a nadie. El timbre siguió sonando sin parar haciendo que Eyol se estresara por el sonido tan pesado que emitía, regañadientes y adolorida en su boca se levantó, traga el último poco de fideos instantáneos y se encamina para abrir la puerta no con el mejor de los ánimos.

—Taehyung.

Nombra sorprendida de su visita, relajando su enojo.

—Lo siento —se disculpa al verla con pijama aún—. ¿Estabas durmiendo?

—No, no —ríe incómoda—, me levante tarde hoy, pero... pasa.

Se corre a un lado con una sonrisa avergonzada en su rostro.

—Gracias.

Responde con una sonrisa, justo cuando el celular de Eyol suena por todo el apartamento.

—Siente cómodo, de inmediato vuelvo.

Le avisa apurada y alejándose para ir a su habitación.

Acelerando el paso, abre la puerta de su habitación y toma el teléfono que se encontraba cargado en la mesa de noche, ya que ayer por la noche ansiaba tener respuesta de cómo había llegado Jungkook a busan. ¿Cómo podía curar su corazón de la preocupación? En el visor de su teléfono sale el nombre que estaba esperando desde ayer, nerviosa lo desliza para contestar.

—Jungkook..

Al otro lado de la línea se escuchó una ligera risa...esa risa la conocía, estaba nervioso. Eyol sabía de las actitudes de su esposo... él se abre más cuando está hablando por teléfono o en mensaje de texto.

—Hola princesa —susurra él—. ¿Cómo amaneciste?

Pregunta un poco tímido por la reacción de Eyol, ya que ayer no terminaron bien las cosas.

—Bien, con flojera...pero tú ¿Cómo llegaste anoche?

—Almuerza algo nutritivo para la cena, y respondiendo a tú pregunta. Llegué bien, un poco casado por manejar, lamento no llamarte anoche, me quedé dormido temprano.

Dice recordando que anoche había comido algo que Miyong preparo y después directamente se vistió para dormir.

—No sabes lo preocupada que ayer me tenías —suspira Eyol sintiendo sus ojos arder—. Si te perdiera Jungkook por un loco conductor..

Ahoga un suspiro al querer llorar, ya que por donde Jungkook tuvo pasar a Busan hay un lugar donde por alguna extraña razón se provoca accidentes por conductores que venían ebrios.

—Tranquila, no llores —se preocupa de inmediato, sintiendo la pesada respiración de su esposa—. Nena, no llores por favor, llegue bien y ahora estoy hablando contigo.

Eyol con solo pensar a que Jungkook ya no estaría más su vida, su corazón se oprime en su pecho y se pone ansiosa al querer estar con él, protegerle de todo. Extrañaría ver su sonrisa, escuchar su divertida risa, su cercanía cuando duermen juntos, lo cálido que es cuando la abraza. Sin duda alguna amaba mucho a su Jungkook y no quería nada que pasara en el camino de ambos como para no volverse a ver jamás.

Epifania ; JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora