Capítulo 12

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La temporada de vacaciones de invierno se acercaba y los estudiantes estaban presionados entregando sus proyectos. El joven Rhadamanthys de Wyvern había intentado concentrarse en su investigación sobre Derecho Penal pero no podía sacarse de la cabeza nada de la situación recién vivida: desde el sexo en el baño con Saga, su desinterés posterior, el momento meteórico en que Kanon se metió en su vida y cómo el gemelo menor se hizo pasar por su hermano y le dio la mejor cogida de toda su vida.

Sin embargo estaba muy herido porque creyó que Saga realmente había estado interesado en él, y con todo lo sucedido, cuando Kanon se hizo pasar por él, sintió que finalmente lo había aceptado y amado. Pero también estaban las dudas respecto al menor de los gemelos, porque era evidente que le coqueteaba aunque estaba saliendo con su hermano mayor y no dejaba de recordar cómo estuvo el nombre de Kanon en la punta de su lengua junto a las palabras "te amo".

Fue así que aquella tarde cuando salió de clases, fue por un café y se dirigió al estacionamiento. Minos y Aiakos habían salido más temprano pero lo esperaban para comer y tomar un par de cervezas, sabían que necesitaba distraerse después del desastre ocurrido en casa de los Gemini.

Llevaba dos libros en un brazo y el vaso del café en el otro y se dirigía a su automóvil cuando salió de atrás de otro vehículo una persona a la que había añorado pero que no deseaba volver a ver. Una cabellera azul se agitó en el viento y frente a él se paró el menor de los gemelos. Sus ojos verdes se encontraron con los del inglés, que desvió la mirada.

-Kanon, no tienes nada qué hacer aquí- con el rostro impasible fingió desinterés y quiso seguir su camino.  -Rhadamanthys, por favor, tienes que escucharme... yo, bueno, solo vine a pedirte perdón- sin rodeos dijo el griego, tratando de tomar por el codo al rubio. Al sentir el roce, el otro dio un brusco manotazo y lo miró con furia.

-Escúchame bien, Kanon. Lo que hiciste fue horrible, hacerte pasar por tu hermano para burlarte de mí, para hacerme creer que me quería y llegaste a lo más bajo en tu actuación al acostarte conmigo. Me heriste, tú y tu hermano jugaron conmigo. Y si fui tolerante contigo fue por consideración a Saga, porque alguien tiene que decirte que eres insoportable-. Finalmente tomó aire después de sacar todo lo que había guardado en su pecho desde aquella tarde en que se había despedido de ellos.

El gemelo sonrió con tristeza sin poder evitar las lágrimas mientras se llevaba una mano al pecho. Sentía como si le hubieran enterrado una estaca en el corazón -Yo... de verdad no creí que te sintieras así, Wyvern. Pero lo que te dije es verdad y no me retracto. Jeje, incluso soñé realmente con ir al Museo de Louvre contigo como me lo propusiste una vez. No voy a volver a interferir entre mi hermano y tú, porque no creí que realmente lo amaras, y esta es la última vez que hablamos tú y yo en la vida. De nuevo, lo lamento, no creí que te resultara insoportable porque después de lo qué pasó aquella noche en los baños del bar, creí que había magia entre tú y yo, pero no imaginé que tú ya conocías a Saga. Hasta siempre...- lo último apenas pudo terminar de decirlo cuando salió corriendo de allí porque ya no tenía voz.

Cuando el gemelo finalmente confesó lo del baño del bar, el rubio no fue capaz de procesar tal información. -¡KANON!- llamó al otro, quiso correr tras él pero el café hirviendo cayó sobre su mano y lo hizo distraerse para después perder de vista al peliazul. ¿Había escuchado bien? ¿O Saga le había contado a su gemelo del incidente del sanitario? Solo había una persona capaz de sacarlo de esta duda, y sabía que lo odiaba, pero ¿qué podía perder ya?

Inter paresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora