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—¿Neteyam, estás bien?— era esa voz, la conocía como la palma de su mano, era dulce, sensible, cariñosa y comprensiva, esa voz que Neteyam le hacía retorcerse de cualquier manera.

—¿Aonung?— Neteyam sintió como las lágrimas caían de sus mejillas, no quería encontrarse con nadie en esos momentos menos con este hombre con el que se había metido la noche anterior.

—Oye ¿Que sucede porque lloras
Lindura?—

Neteyam se sorprendió por aquel apodo pero lo dejo pasar ya que ya le había puesto algunos sobrenombres anteriormente, se limpio las lágrimas y sintió un poco de tranquilidad al estar con Aonung, se encontraban sentados en la vereda fuera de la tienda de trabajo de Aonung, como había llegado ahí, no tenía idea.

ah-a hola, que vergüenza no es nada Estoy bien—

mmm, no me mientas, se que pasó algo, ya que estabas teniendo un ataque de pánico o me equivoco?—

Dios este hombre era demasiado perfecto pensó Neteyam como evitaría meterse con el, era una tarea demasiado difícil, su mirada se clavo en los labios de Aonung, porque ahora se veían tan deseables, sintió que Aonung empezó a dar pequeñas caricias en su espalda como para tranquilizarlo y ayudo bastante ya que empezó a relajarse bastante, y sintió como de apoco la mano de Aonung subía hasta que que llegó a su cabello donde sintió que le hacía cariño en la parte de la nuca y tocaba sus trenzas, en ese momento Neteyam se sintió tímido se intentó esconder un poco pero no había lugar donde hacerlo.

—¿Y bien? Responderas mi pregunta
O no? — dijo Aonung con un tono suave y sin parar los pequeños cariños

—Mmm, si tienes razón me dió un ataque de pánico, es que... Mi madre me llamo por teléfono y me dijo que me necesitaban en casa, pero sonaba molesta ya que no dijo nada más —

—pero no hay de que tener miedo, quizá solo necesita ayuda en algo, quizá solo mal interpretaste las cosas y sol- —

Interrumpió Neteyam a Aonung,

—NO, no, ella de verdad sonaba molesta y me asusta que haya pasado algo o quizá descubrieron algo malo que hice y mi padre se enojara—

Aonung estaba conciente el miedo que Neteyam sentía hacia su padre, asi que lo entendió.

Ok, ok, quizá tengas razón pero también puede que no, no lo sabrás hasta averiguarlo—

—pero y si tengo razón, el se molestara
conmigo—

—oye escucha bien ¿si?, el no puede golpearte no puede hacerlo ¿ok? Estaría mal y no sería lo correcto tu solo tienes que estar tranquilo, el no puede hacerte daño— le dijo Aonung mientras agarraba su cara con cariño y acariciaba sus mejillas con sus pulgares, Neteyam sentía sus mejillas coloradas pero no dijo nada solo asintió con la cabeza, la pequeña caricia lo calmo y lo relajo lo suficiente como para darle sueño, quería congelar el tiempo, que ese momento durará para siempre.

Neteyam...—

—mmm—

—¿que le pasó a tus labios?—

—puede que... Me haya quemado mientras fumaba—

—FUMAR!!?—
—si...—

—EN QUE PIENSAS AL FUMAR, ES DEMASIADO DAÑINO—

Neteyam se mordió en mismo labio del que hablaban, mientras veia como Aonung se tocaba el puente de la nariz

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