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La mañana era fría y las personas comenzaban a ir a sus trabajos. Una pequeña niña trataba de atar las agujas de sus pequeñas botas. Trataba de recordar como su madre le había enseñado, pero el conejito no era sencillo de hacer.

— ¿Qué haces enana? — la pequeña niña giró su pequeño cuerpo y miro como una madre bajaba las escaleras luchando con atar la corbata que se encontraba en su cuello. La niña miro sus botas, donde las agujetas se encontraban desatadas. Dándole una señal de cual era el problema al que se enfrentaba —Ya veo. Ven aquí.

La chica se sentó en las escaleras. La pequeña se acercó, elevó su pie y ella comenzó atarlas, recordándole como hacerlo, dictando con cada movimiento. La pequeña lo miraba con una leve sonrisa, tratando de recordar aquellos pasos para volver a repetirlos cuando lo volviera a requerir.

— Gracias— la pequeña beso la mejilla de su madre y se fue corriendo por su mochila, la cual tenía algunos juguetes para divertirse mientras su mamá trabajaba.

La chica suspiro, no se imaginaba su vida sin esa pequeña. El teléfono de la casa sonó haciendo que la chica se levantara y fuera atender.

— ¿Hola? — preguntó cuando tuvo el teléfono en sus manos. Era extraño que hablaran por el teléfono fijo de la casa, al menos de que se tratara de algún familiar del personal que trabajaba ahí.

—  Hey amiga ¿vamos a salir hoy? — fue aún más extraño que su mejor amigo llamara ahí. Fue ahí cuando recordó lo que había pasado con su teléfono celular, lo había perdido dos noches atrás cuando salió de un bar con una linda morocha en sus brazos.

— No creo, la niñera de Jaidee renunció—  las niñeras que trabajaban para él por las noches solían renunciar después de haber solo trabajado una noche, no entendía el porque, pero trataba de hacer las ofertas de sueldo más tentadoras si se dedicaban a cuidar a la pequeña prácticamente todo el día, pero nadie parecía aceptar, comenzaba a creer que todo era plan de su hija.

— Pues consigue otra.

— ¿Crees que es sencillo?, además, ¿por qué tanto interés en que vaya?

— Bueno, es que quería presentarte a algunas chicas—  ambos sabían que era lo que querían, ambos estaban ansiosos por salir de nuevo.

— Sabes que no estoy pensando en conseguir novia.

—Lo sé, por eso solo serán de una noche.

Ambos rieron. Puede que Freen sea un  alguien con una responsabilidad enorme, pero era una madre soltera, de corta edad, que aún tenía una esencia de aquella adolescente que no pudo ser. A veces quería ser una madre responsable, pero su deseo de estar con otras mujeres para satisfacer sus necesidades era más grande.

— Buscaré la manera de ir —  corto la llamada. Sus ojos se posaron en su pequeña hija Jaidee quién estaba guardando unos peluches en su mochila, la amaba y sabia que estaba mal dejarla para ir con sus amigos de fiesta, pero nuevamente aquellos instintos siempre lo dominaban— Vámonos enana—  informó a su hija.

Jaidee cerró su mochila, la colgó en su espalda y corrió para alcanzar a Freen. Tomó su mano y ambas salieron de casa. Rumbo a la empresa que la joven manejaba en su poder. Seria joven, pero manejaba una de las empresas constructoras mas importantes, todo para consentir a su hija, era la forma en la que compensaba aquellas salidas nocturnas.

(...)

— Creo que es momento de darme por  vencida—  Rebecca continuó lavando los platos mientras su tía limpiaba la mesa. Su desayuno matutino había terminado hace unos minutos y ahora arreglaban el lugar.

— Tranquila cariño, ya verás como pronto conseguirás un trabajo—  Rebecca sonrió de lado. Ojalá, pensó. Llevaba ya unos días desempleada, aunque no le faltaba nada se sentía como una intrusa en casa de su tía sin ayudarla a sustentar los gastos de la casa.

Aquella pequeña tienda de ropa en la que solía trabajar notó que no generaban las ganancias necesarias para tener empleados, así que con una linda carta la habían despedido.

— Veré que puedo conseguir hoy —  la esperanza se mantenía viva.
— Suerte con eso, debo de irme—  su tía se acercó y la despidió con un beso
en la mejilla.

Cuando Rebecca terminó con los platos decidido arreglarse para comenzar con la rutina de buscar trabajo, cosa que resultaba imposible, pero no regresaría a un lugar donde estaba segura que no le darían una segunda oportunidad, ni siquiera rogando por ello.

Decidió por usar unos pantalones, una remera y un gran abrigo, sin duda era uno de los días más fríos. Se colocó sus botas y tomó su bolso. Por alguna extraña razón se sentía bien, tenia un presentimiento, como si el destino le dijera que estuviera atenta a cualquier cosa, pues algo bueno vendría.

Caminaba por las calles de Nueva York, miraba detenidamente como todos se mantenían tan ajenos de la presencia de otros, todos sumidos en sus propios asuntos, tal vez ella aun no era consumida por aquellas nuevas tecnologías que cortaban la comunicación, pues no podía pagarlas, pero no era algo que la incomodara, se sentía diferente al resto, y amaba serlo.

Mientras venia cuestionandose sobre la vida de los demás detuvo y en el momento que vio un anuncio fuera de una tienda de ropa, necesitaban personal, tal vez esa era la señal que ella necesitaba. Además, tenia experiencia en el asunto; con algo de suerte seria contratada al instante.

(...)

Freen había estado ocupada llamando a niñeras que pudieran cuidar de su hija, pero hasta ahora no había tenido éxito en su búsqueda. La larga lista de números que había estado recolectado por anuncios había llegado a su fin. En ese momento Amanda entró en su oficina, ella era su secretaria, la cual dentro de unos pocos meses se jubilaría. Traía unos papeles en mano.

— ¿Podría firmar estos papeles?— Freen asintió. Tomó una pluma y le extendió la mano para que le pasará los papeles.

-— Amanda, ¿tu conoces alguna niñera? —Amanda se quedó pensando. No conocía alguna que se dedicara específicamente a ello, pero conocía cierta chica que si lo podría hacer.

— Si, creo que sí, ahora le confirmo—  Amanda salió de la oficina para marcarle a su sobrina, tal vez aún no conseguía un empleo.

BUSCANDO A MAMÁ (BAM #1) G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora