Capítulo 44

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Cuarenta y cuatro

No le iba a preguntar a un niño de la edad de Alex sobre lo que significaba eso, de cualquier manera en el fondo yo sabía a qué se refería.

Todo sobre las costumbres acerca de los hombres lobo eran tan extrañas, ¿En serio incluso le habían cambiado el nombre a eso?

No quería seguir pensando en nada más, si hubiera podido, hubiera desaparecido o tal vez bajo mis pies la tierra se hubiera abierto y me hubiera tragado.

Comencé a buscar a cualquier persona para hablar, de preferencia a alguien que nunca hubiera visto y nunca me hubiera hablado, no podía recordar los rostros de los chicos de la noche anterior, pero muchos se encontraban en la escuela mientras otros habían decidido faltar hasta que pasara el riesgo de ataque.

Claro, casi todos se encontraban en la escuela porque ahí sus padres no se encontraban o los que vivían fuera de la casa paquete podían estar con sus amigos.

Para unas horas más se había organizado una reunión en la que yo tenía estar.

Un muchacho de unos trece años había recorrido todo el lugar para informarme sobre eso, Damián lo había enviado.

Él sabía que yo estaba enojada con él, después de haber salido de la habitación de Alex estaba vagando por toda la enorme casa sin rumbo, solo estaba enviando los lugares en los que sabía que Damián se podía encontrar.

Finalmente al encontrar la sala de estar completamente vacía me acosté sobre el sillón usando el lugar diseñado para dos personas y encendiendo la televisión que se encontraba al frente.

Con el control comencé a pasar los canales hasta dejarlo en una alegre serie para niños en la que los protagonistas eran osos de colores.

Me quedé ahí hasta que el capítulo de media hora había terminado y decidí ir a comer algo, no podía estar todo el día ahí sin comer nada.

Llegué hasta la cocina y comencé a buscar entre los cajones y repisas ahí, encontré una masa de pizza pequeña y cosas para armarla.

En diez minutos estaba metiendo la masa con tomate, queso, jamón y orégano en el horno que se encontraba en la cocina y prendiéndole fuego.

Me apoyé sobre el mesón esperando a que se cumpliera el tiempo para sacar la pizza del horno, me encontraba aburrida y mirando el techo color blanco.

-- Huele delicioso -- Dijo una voz a mi espalda. Me voltee para encontrar a un chico de aproximadamente mi edad con pelo castaño oscuro liso que caía sobre su rotro, sus ojos eran de color avellana, era más alto que yo aunque muchos chicos tenían una mejor altura y al contrario de la mayoría de los hombres lobos él no era musculoso, solo era delgado.

-- Hey -- Saludé al chico -- ¿Quieres comer la pizza conmigo?

-- Si, suena bien -- Dijo el chico con una pequeña sonrisa tímida asomándose en sus labios -- Mi nombre es Dean.

-- Yo soy Alex.

Mientras que hablaba con Dean la pizza se coció y él me ayudó a sacarla para no quemarme al acercarme al horno. Muy amable de su parte.

Fuimos a la sala de estar donde yo había estado hace un rato antes de decidir ir a comer algo y comenzamos a cortar la pizza en pedazos para después comenzar a atacarla.

Estaba muy buena, había pasado un tiempo desde que había comido una pizza que yo misma preparé y no había ordenado por teléfono con entrega inmediata a mi casa.

Dean resultaba ser un chico muy interesante, al comienzo le había costado entrar en confianza y hablar tal como es pero finalmente la timidez se fue.

Luna ∞ | # wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora