Capítulo 30

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Capítulo treinta

El día de ayer había sido uno de los días más largos en mi vida. Sentía la necesidad de golpear mi cabeza contra una pared repetidamente, claramente no lo hice.

En primer lugar había comenzado la escuela. Sentía que no me podría adaptar con facilidad cuando mis amigos me están evitando.

En segundo lugar había estado el entrenamiento, lo que había sido peor que una clase de deporte normal de la secundaria.

El gimnasio del paquete de Damián no se podía comparar con ningún otro que alguna vez yo haya visto, era enorme y parecía haber de todo. Yo había tenido que usar casi todas las máquinas de ejercicios más un combate cuerpo a cuerpo, que claramente perdí.

Ahora sentía que no me podía levantar para hacer la misma rutina de nuevo. No quería ir a la escuela en la que me sentiría incómoda, no quería agotarme físicamente hasta superar mis límites.

Mi cuerpo dolía en todas partes, mis extremidades se sentían pesadas. Podía sentir muchos moretones cubriendo diferentes zonas de mi cuerpo, mi espalda dolía después de la golpiza que había recibido.

Sentí que una mano sacudía mi hombro y solté un gemido de dolor ante el movimiento brusco. La mano inmediatamente se retiró y mis ojos se abrieron.

Damián se encontraba inclinado sobre mí. Me sentía agotada y como si todavía no había despertado del todo.

Miré hacia uno de los lados y pude percatar la gran cantidad de luz filtrándose por la ventana, ¿A caso me había quedado dormida? ¿Por qué nadie me había despertado?

Claramente Damián ya estaba despierto desde hace horas, estaba por completo vestido y su pelo estaba peinado y no húmedo como si acabara de tomar una ducha.

— ¿Qué hora es? ¿Me perdí la escuela? — Esa última pregunta sonó más esperanzada de lo que tenía planeado.

— Bueno, son sobre el medio día y las clases comenzaban a las ocho de la mañana — Respondió Damián.

Me aseguré de que mi alegría interna no se notara.

— Oh — Respondí simplemente con la mirada baja — ¿Por qué no me despertaron?

— Porque decidí que estabas demasiado agotada como para despertar a las siete de la mañana, así que en cambio el día de hoy tenemos planes — Respondió el chico.

— ¿Planes? ¿Qué tipo de planes serían eso?  Si es que haga pesas o boxeo ni lo sueñes — Respondí sarcásticamente.

— No de ese tipo de planes — Respondió Damián — Planes del tipo del cual podemos ir al cine y después a comer algo... ¿Te parece? — Dijo Damián.

— Claro — Respondí poniéndome de pie.

Caminé al armario y tomé un poco de ropa. Poco a poco la temperatura continuaba disminuyendo por lo que cada vez mi ropa era más gruesa y de materiales que ayudaran a mantener el calor.

Entré al baño y entré rápidamente en la ducha despojándome de mi ropa. Fue una ducha rápida, cuando salí me di una mirada frente al espejo.

Mi cuerpo lucía tal cual como lo había imaginada, tenía muchas marcas, pruebas de lo sucedido el día de ayer. Lo más afectado parecía ser la zona superior de mis piernas.

Comencé a vestirme desviando la mirada de mi reflejo.

Me puse unos pantalones floreados con una camiseta simple y un suéter. En mis pies deslicé unas botas vaqueras.

Luna ∞ | # wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora