Chapter 3: Our Enemies

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Crying and screaming curses that I can't say

My love, look where we are, where you've bring us

I won't say anything about how you hurt me

Nothing about us, nothing about our enemies

We don't bleed in front of the enemy

Hace tres días en el Distrito Doce

Lucy siente frío, en sus hombros cuando la lluvia cae haciéndola suspirar, en sus pies que caminan al bosque húmedo y empapado de lodo. Pero siente más frío en el corazón cuando tiene la imagen de Sejanus tan clara con su querido Coriolanus sosteniendo la cuerda. Esa imagen desgarradora hace que todo su cuerpo se enfríe, excepto su mente que tiene una torrencial lluvia de preguntas. ¿A quién ha matado Corio? ¿Qué iba a hacer? ¿Por qué las mentiras? ¿Por qué todo esto?

No sabe cuánto tiempo tiene, trata de recolectar algo de comida pensando que estas son solo imaginaciones suyas mientras llora por la desesperación hasta que escucha pasos. Lucy Gray es intrépida y sube a los árboles, dejando unas huellas inconclusas; en las ramas se esconde mientras escucha el graznido de sinsajos y de su amado surcar el cielo con su nombre. ¡Él está armado!

La llama intensamente, la llama como loco mientras recorre el bosque. Lucy cierra los ojos permitiéndose escuchar como llora su amado y ella llora con él. Hay algo lastimero en sus oído, como un animal herido; ella piensa que un león que por muy poderoso que sea se lame la herida. Lucy quiere que él también se detenga, quiere parar todo dolor como el de Jessup en sus últimos momentos. Quisiera cantarle una canción compasiva, ella lucha contra su recelo, contra todo su instinto que le dice que hay peligro.

Ella cae del árbol mientras se estremece al ver a Coriolanus sollozar como un niño, ella siente que lo único que la hace acercarse es no sacar conclusiones equivocadas que su salvaje corazón no quiere creer. Si lo va a condenar, al menos quiere escuchar sus crímenes salir de su propia boca.

Arrepentimiento, es lo que escucha, culpa, delicadeza y debilidad. Para Lucy, la gente no es malvada solo es culpa de su situación, incluso ella ha hecho cosas deshonrosas para que la Bandada tenga algo en su estómago. A ella también le desagrada muchas personas, no quiere creer que la muerte del mejor amigo de Corio fue culpa de este.

Coriolanus le ha dado el poder de terminar con su vida, de juzgarlo; Lucy Gray es débil ante las cosas dulces. Es débil por su propia compasión, de su empatía, de todas esas cosas que le hacen brillante. No sabe si llevar las armas para desaparecer en el lago por amor, por compasión o lástima, solo sabe que no quiere verlo más.

La naturaleza de su debilidad se hace presente en cuanto él se la recalca, ella también quiere sobrevivir egoístamente a pesar que tenga que ponerse por encima de otros. A veces ella también protege a los suyos dañandolos, pero es cierto lo que dice: "No podía huir de la civilización, de sus problemas y la decisión que ha tomado. Soy responsable de poner a Coriolanus Snow en este mundo, soy responsable de su vida."

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—¿No puedes dormir? — le pregunta Tigris con amabilidad cuando Lucy tiembla por pesadillas que no puede controlar.

—¿Te desperté? — Le dice mientras ambas se encuentran en la cama durmiendo, Lucy puede verla en la noche como sus ojos brillan. — Lo siento, supongo que debe ser raro para ti dormir acompañada. Lamento las molestias.

Compartiendo la misma cobija, Tigris le hace una señal de negación.

—Está bien, la verdad es que me siento muy contenta. Jamás había dormido junto a nadie o hecho una pijamada de chicas. — Lucy se acurruca a su lado mientras la rubia habla. — Abuelatriz nunca dejaba que vaya a las pijamadas de mis amigas en la Academia; no tenía ropa apropiada y solo pasaría vergüenza.

Una Canción de Cuna Para Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora