Chapter 6: Surrender

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Someday you will cry a river

Someday you will scream to the wind

But today I have my little dead

Over your touch, I burn myself

It's nothing there, just my Blood

Just my soul that it's not mine anymore.

At least, this is my choice.

At least, it's for you that I sing

El toque de Coriolanus quema, quema como fuego sobre la piel sumergida en agua perfumada de rosas. Recibe alivio y al mismo tiempo quema, nunca lo imagino de esa forma. Lucy Gray está recostada en su pecho mientras manos ajenas recorren su glúteos, ella trata de hacerlo fácil al no moverse.

Ella sabe que Coriolanus no es el tipo de chico que se quedará quieto para dejarla a ella a cargo, es un hombre de palabras y acciones. Por eso ella abre las piernas dejando que el agua caliente la cubre y luego sus manos que exploran hasta hacerla gemir. Sus besos son el oxígeno y no hay forma de escapar, la tiene justo donde quiere.

Durante la última media hora la ha estado besando sin descanso, incluso ella se siente algo cansada pero las manos de Coriolanus se mueven con diligencia al lavarla y su imaginación se dispara ante las posibilidades. Él piensa en la marca de su cuello de Lucy Gray y en los chupones, sus senos llenos de leche y de mordidas. Un vientre en donde recibe los golpes de su polla y tal vez un bebé. Un coño jugoso que se estaba completamente a sus deseos.

-¿Sabes que solo estás a salvo conmigo? - Recita cuando su polla se siente tan dura solo para satisfacer su ego. -Nadie te lastimará, a partir de ahora.

-No tienes que decir mentiras. -Lucy Gray no tiene vergüenza en dejar que la mire totalmente expuesta. - Ya me lastimaron.

-Nunca más, nada de lo que nos hagan quedará impune. - Él recoge un mechón oscuro para ponerlo detrás de su oído y la hace sentir especial. - Eres hermosa, perfecta. Por eso nunca debo dejarte ir.

-¿Me dirías la verdad? - Lucy Gray se siente tan rota que sólo puede aferrarse a los Coriolanus para poder seguir. - ¿Serías sincero en tus deseos?

El chico reflexiona, su chica era la única que se había metido en sus pensamientos más oscuros y podridos; sin embargo nunca les ha dicho ninguno de ellos. Pero ahora... sabe que ella tiene miedo, no de los hombres porque de lo contrario volvería a llorar de repulsión, tiene miedo de los rostros agradables que esconden maldad en su interior.

-Yo te amo. Debes comprender eso, te amo al punto que me he vuelto un ser egoísta por ti. - Sabe que no es verdad, que ella simplemente desató algo dentro de él. - Al punto que mi vida no vale nada si no estás con ella.

-¿No hay otras?

De nuevo, los celos de Lucy Gray le excitan. Es como verse en un espejo de niño, cuando su madre estaba embarazada y lloraba por atención sujetando sus faldas. Oh, su niña, Coriolanus no puede estar más complacido de verla partirse en inseguridad mientras ella se acurruca contra su cuerpo.

-Si... hay chicas que me buscan con sus manos llenas de dinero, me escondo bajo mi caballerosidad pero ninguna eres tú. - Le dice y huele su cabello. - Ninguna es mía para tomar, ninguna me da lo que me das tú.

Lucy Gray escucha lo suficiente para besarlo mientras lo deja tocarla, manos se posa en sus nalgas y ella gime nerviosa.

-Yo te he dado todo. - Ella alcanza su miembro dispuesta a meterlo dentro de su ser pero él jala su cuerpo para evitar que eso pase. -

Una Canción de Cuna Para Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora