Grazie Diana

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...

—Ey, ricitos, se que estás despierto. Tenemos que trabajar— susurró Louis en el oído de su amigo ya por la mañana.

—Lo sé. ¿Puedo ducharme?— preguntó el contrario sin reaccionar.

—Por supuesto. Mi casa es tu casa.

Sin decir nada, se metió en el baño mientras Louis preparaba el desayuno en la cocina.

—Oye Lou, ¿te importa dejarme algo de... ropa? Una camiseta, al menos.

El aludido se giró para mirar a Harry, quien se encontraba tras el con tan sólo una toalla rodeando su cintura y el pelo mojado cayendo sobre sus hombros.

—Sí, eh... ve a la habitación, voy ahora— dijo dejando el trapo que tenía entre las manos sobre la encimera.

De camino al armario, solo pudo mirar hacia abajo, intentando evitar problemas mayores. Le dio a Harry la ropa antes de encerrarse él en el baño.

El ojiverde no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver el desastre que había montado su amigo en la cocina para intentar preparar un desayuno que, al parecer, se había quemado. Decidió limpiar un poco y preparar él mismo algo rápido mientras el contrario se duchaba.

—¿Que es eso que huele tan bien?— preguntó el ojiazul al entrar en la cocina.

—El desayuno. El tuyo estaba un poco... pasado.

—Ya, soy un cocinero de mierda, es una pena.

Harry solo se rió antes de empezar a comer.

Una vez terminaron, tuvieron que salir para dirigirse al estudio en el que ahora ambos trabajaban. No fue nada agradable para ninguno encontrarse con cierta persona en el portal.

—¿Harry? ¿Quién es este?— preguntó Jordan levantándose del escalón en el que estaba sentado.

—¿Quién eres tu? ¿Y que haces en mi portal a las ocho de la mañana?— replicó el mayor poniéndose delante de su amigo.

—Soy Jordan, que más da. ¿Y tú eres...?

La expresión de Louis cambió por completo al escuchar al chico decir su nombre y sentir a Harry tensarse tras él.

—Soy alguien que no quiere hablar contigo. Vamos, Harry.

—¿A dónde vais?— preguntó poniéndose delante de ellos.

—¿Vas drogado o eres siempre igual de pesado?— replicó el ojiazul empezando a cabrearse.

—¿Que me has dicho?

—Jordan, no te acerques. Nos vamos a trabajar. Adiós— se adelantó Harry agarrando la mano de su amigo y empezando a caminar hacia el coche.

—¿Ese es Jordan?— dijo Louis ya sentado en el asiento del conductor.

—Por desgracia, sí.

—Como cuando vuelva siga ahí te juro que la próxima que hable contigo será a través del teléfono de la prisión— arrancó el coche.

—Tranquilo, Lou, en serio.

—No pienso quedarme tranquilo, y lo sabes. Ahora nos vamos a trabajar y ya hablaremos esto después, porque no pienso quedarme sentado viendo como el gilipollas de tu ex empieza a acosarte otra vez.

Harry no respondió a eso. Dejó que fuera el ruido del motor el que llenase el silencio durante el resto del camino hacia el estudio. Una vez allí ninguno dijo nada. Louis empezó a revisar la agenda y a responder llamadas y Harry encendió la radio antes de que llegase el primer cliente del día.

Summer 09'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora