|| Little problems || ☼KatsuDeku☼

12

- Dame las malditas tijeras - ordenó enojado, con su mirada furiosa, de su cuerpo desprendiendo un aura asesina.

- Kacchan! - se sobresaltó un peliverde, escondiendo rápidamente las tijeras.

- Dame las malditas tijeras - volvió a repetir y vió al peliverde ansioso - Mierda, Deku. Te las devolveré cuando realmente la necesites para un jodido trabajo. Dámelas o te las quito yo, deja de actuar como un maldito niño. -

- Pero.. - se detuvo abruptamente al mirar a los ojos al cenizo para luego soltar un suspiro resignado y entregarle las tijeras que escondía detrás suyo.

El rubio las recibió  y se dio la vuelta - Mejor voy a quemar las jodidas tijeras. -

- Pero y entonces como haré los trabajos y proyectos que hace Aizawa sensei o los demás sensei?! - Izuku se arrepintió de su decisión y quiso tomar las tijeras, pero Katsuki aprovechando su ventajosa altura alzó la mano para que Izuku no alcanzara las tijeras. Pero la reacción del oji-esmeralda fue todo lo contrario a lo que se imaginó.

El peliverde se había cubierto con sus brazos como si se protegiese de un golpe. Rápidamente el rubio entendió, y sintió una punzada en su pecho que dolía. - Tsk, entonces te daré las mías. Jódete. - se retiró de la habitación azotando fuertemente la puerta asustando al peliverde que quedó confuso.

Una semana había pasado desde que Katsuki se enteró de todo. O una parte de ello, pues solo sabía que el de orbes esmeraldas se cortaba, pero el peliverde no le contaba exactamente sus razones, más bien trataba de evitar el tema y Katsuki no era de rogar para obtener algo, su ego no le permitía tal cosa. El de orbes rubíes no mencionó ni habló sobre el abrazo, aunque no se lo haya dicho con palabras, Izuku sabía que no debía tocar el tema si no quería hacer enojar al rubio cenizo.

- Mierda, como si lo fuese a jodidamente a golpear, idiota - murmuró para sí mismo mientras caminaba de mal humor hacia su habitación recordando sus momentos en los que fastidiaba y maltrataba al peliverde en la secundaria.
No se sentía nada orgulloso de sus actos en la secundaria, más bien sentía algo que no identificaba pero que se sentía mal, porque cada vez que lo recordaba, sentía una opresión en el pecho que dolía.

Hizo una pequeña explosión en su palma donde contenía las tijeras, lo suficientemente fuerte como para quemarlas y hacer volar las cenizas restantes.

- El idiota tiene algún problema con la comida? Aunque es malditamente claro, ahora con todo lo que se hace ese hijo de puta, cualquier cosa es probable. - pensó al llegar a su habitación. - Y tampoco duerme por esas malditas ojeras debajo de sus malditos ojos - Se tiró a la cama para luego poner los ojos en blanco y sentarse en la cama enojado - De ninguna manera seré una maldita niñera con ese hijo de puta!, que se las arregle el solo. De todos modos no me importa - gruñó en voz alta para luego recordar.

- Quisiera realmente decirte, pero tengo miedo a parecer molesto por contar mis problemas. Aparte, sé que te estás obligando a esto -

- Mierda, no me obligo a hacer nada que no quiero, solo sigue... -

- No se por dónde comenzar, la verdad. -

- No te presiones. Solo... estaré aquí para tí -

Seguido a eso un abrazo el cual Katsuki solo se quedó estático, más no incómodo ni molesto. Sintió algo reconfortante.

No entendía por qué sentía una opresión en su pecho al ver al peliverde de ese modo. Y cuando solo alzó el brazo para alzar la tijera y que el pecoso no alcanzara para agarrarla el contrario solo reaccionó de una manera opuesta a lo que se imaginaba, la forma en que puso sus brazos y cerró sus ojos era como si se protegiera de algún golpe.

Los recuerdos que tenía en la secundaria no le agradaban y no se sentía orgulloso de cometer tales actos, pero de todos modos no podía cambiar el pasado.
Ya todo estaba hecho y no puede hacer nada por cambiarlo.

- Mejor iré a entrenar, me cansa este jodido tema. - murmuró mientras se ponía las zapatillas y salía a entrenar para desahogarse.

[...]

Nuevamente estaba en el baño mientras se encontraba en posición fetal sobre el piso frío y duro, con restos de saliva cayendo por su boca que ya no eran muchos. 

Había intentado comer pero la culpa le ganó. Era solo un maldito cerdo por estar comiendo, debería entrenar más y dejar de comer para bajar rápidamente de peso. 

- Me doy asco - murmuró frustrado mientras sus lágrimas escapaban, su garganta ardía de estar vomitando tanto. - Me da asco mi cuerpo. - se comenzó a jalar sus rizos verdes con cólera. Era su culpa comer tanto y subir de peso. Si tan solo fuera como los demás...
Su respiración se estaba agitando y cada vez pensaba con menos claridad. Necesitaba encontrar algo filoso, necesitaba ir a su habitación y encontrar algo con filo. 

Se levantó tembloroso del piso y tocó la palanca del inodoro para hacer pasar y dejar sin rastros. Se enjuagó rápidamente con agua la boca y salió cautelosamente el baño sin ser visto por sus amigos, pues estaban en hora de almuerzo.

Al llegar a su habitación cerró con seguro la puerta asegurándose de que nadie lo viera, rebuscó por todos sus cajones hasta que encontró un cúter y suspiró aliviado pero aún ansioso, rápidamente agarró el cúter y se retiró el saco del uniforme de la UA.

Iba a pasarse el filo por el brazo, pero recordó a Katsuki. El rubio podría darse cuenta, pues su piel podía dar a entender cuando se había hecho los cortes, si eran recientes o antiguos. - Kacchan solo vió mis brazos, pero no sabe que tengo más cortes en mi abdomen o muslos... - rápidamente quitó la camisa y comenzó a pasarse el filo por el abdomen.

Sintiéndose más relajado al sentir el filo pasar por su piel. Los hilos de sangre comenzaban a aparecer, goteando de a pocos mientras caían con gracia, agradecía que pantalón fuese de un color oscuro. Pronto la culpa de haber comido cesó.

Cuando sintió su cuerpo debilitado de tanto sangrar decidió detenerse aunque no quisiera, no sabía cuanto tiempo había pasado, posiblemente podría haberse saltado una clase y no se dió cuenta, pero realmente no tenía ganas de nada, solo guardó el cúter en su cajón donde lo encontró y se tiró en la cama, sin quitarle el seguro a su puerta.

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Acá está el cap 12!
Perdón si tardé mucho, en diciembre siempre hay demasiados cumpleaños, y aún faltan todavía [cry]

Espero les haya podido agradar. 
Hasta aquí llegué

Cuídense mucho! Bye<3!