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ALEX CAMINABA JUNTO a la comandante al igual que Clarke. Las dos chicas del cielo estaban algo ansiosas, estaban a punto de inciar una guerra la cual podría costarles demasiado.
Alex intercambio miradas con Lexa, la última le dio una pequeña sonrisa que aunque a la castaña le pareció un lindo gesto no pudo corresponder. Aún se sentía demasiado confundida por todo lo que había pasado en la aldea, le pasaba lo mismo con la rubia. Pero el cariño que le tenía a ambas no la dejaba sentir odio.
Lo peor es que admitía haber tomado algún tipo de cariño y admiración a la comandante antes de que sucediera lo del misil.
—Tendrás tu venganza.— Lexa le habló por primera vez en el camino.
—Tendremos justicia.— Aclaró con cierta rudeza.
—Jus drein jus daun.—Dijo resaltando muy claramente cada palabra. —Tienes que tener esa frase muy presente en tú vida, no quiero que la olvides.—
—¿Sangre pide sangre?— Pregunto esperando que su esfuerzo por aprender trigedasleng fuera exitoso.
—Exacto.— La miró con aprobación. —La sangre pide sangre, Alex.—
—Lo tomare en cuenta.—
Siguieron avanzando por el bosque, Alex noto como la rubia se quedaba un poco atrás hasta quedar junto a Octavia y decidió unirse a ellas por curiosidad.
—Quiero que cambien de misión.— Dijo la rubia para ambas. —No hace falta que esten en primera línea, las he asignado en la retaguardia, ahí estarán más a salvo.—
—Ya te he dicho que no puedes darme órdenes, solo aceptó órdenes de Indra.— Soltó la menor con mala gana.
—Yo estaré al frente, no lo pondre en discusión.— Alex solo la miro de reojo mientras seguían avanzando.
