Miel se marchó de Beacon Hills hace mucho tiempo. Ahora volvió, con un niño y para sorpresa de Derek Hale, es su hijo.
El corazón de Miel ahora se verá disputado por su primer amor, Derek Hale y su nuevo amor, Scott Mccall.
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La organización era un concepto importante en mi vida. Es decir, desde primer año del instituto, sabía lo que quería ser, lo que deseaba estudiar y donde. Y aunque por años ese siguió siendo mi destino, en algún punto, el hilo de mi vida, cruzó su punta con otro, y entonces todo cambió.
Él llegó a mi vida como un nuevo sentimiento, ese amor primerizo, por el que comienzas a conocer lo que es un amor verdadero, al menos de tu parte.
Ambos éramos adolescentes, él dieciocho, yo, diecisiete. Demasiado jóvenes para comprender lo que iba a sucedernos.
Su nombre era Derek, Derek Hale.
Él fue mi primer amor.
Y yo fui el amor de su vida.
Pero por diferentes cosas, ambos nos perdimos en el tiempo.
Fue un sábado, de mareos y vómitos, que entendí lo que estaba sucediéndome.
Estaba embarazada.
Mis padres no lo aceptaron. ¿Y como iban a hacerlo? Tenía solo diecisiete años.
Derek estaba perdido, hace días no lo veía, su familia había muerto y él ya no era el mismo.
Un mes lo esperé.
No lo hallé nunca más.
Mis padres decidieron que nos mudaríamos a otro estado, así que es hicimos. Aunque quise esperarlo, finalmente acepte que debíamos irnos.
Tuve a mi bebé.
Un hermoso niño al que llamé Benjamín.
Él tenía cabellos negros, iguales a los de Derek. También había sacado los ojos claros de esa familia, unos grandes ojos azules como los de él.
Tez blanca como ambos y unos labios carnosos como los míos.
Durante su primer año, comencé a notar que algo no estaba bien con él. Es decir, notaba sus cambios de humor, la forma en la que me olía para saber si estaba en la habitación o no. . .
Al cumplir dos años, noté la fuerza que poseía para ser solo un bebé.
Allí entendí que mi bebé no era normal.
Primero comencé a estudiar, busque libros, páginas en Internet. Hasta que recurrí a la última opción, ir con una bruja.
Mi hijo era un hombre lobo, pero había algo extraño. Lo supe desde el principio que no podría sola con él. Las últimas lunas llenas habían sido exhaustas. Necesitaba ayuda, así que comencé a plantear la idea de buscar a Derek.
No había otra explicación, mi hijo era un hombre lobo o un niño lobo, porque su padre debía serlo.
Mis padres no estaban contentos con que volviese a Beacon. Pero de todas formas lo hice, necesitaba ayuda.
