T r e s

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La lluvia aún seguía siendo excusa para no salir del hogar. Este sería el tercer día que se anota como día de tormenta. Preferiría no salir; el clima comenzaba a hacer efecto en mi organismo, provocando que mi sistema inmunológico baje sus defensas.
Estaba recostada en mi cama, dentro de mi apartamento. Sentía el aburrimiento más grande que alguna vez había sentido, en la vida, sin exageraciones. Tomé el control de la televisión y la encendí, comenzando a pasar por todos los canales, haciendo zapping. Me detuve en el canal de música, cuando una canción de Demi Lovato comenzó a sonar.
Escuché como mi celular anunciaba una nueva llamada. Pensé, increíblemente en ese chico de ojos verdes. Harry. ¿Cómo consiguió mi número?
-¿Hija? -era mi padre en la otra línea. Mis pensamientos se esfumaron y me hicieron reírme de mi misma al imaginar que Harry estaría llamándome.
-¿Qué tal, papá? -sonreí.
-Espero que no te haya despertado -me dijo preocupado.
-No, tranquilo, estaba viendo la televisión.
-Bueno, solo llamaba para recordarte de la editorial, me dijeron que debes llevar la sinopsis de algún libro que tú quieras escribir.
-¿Y a qué se debe eso? -enarqué mis cejas.
-Estás dentro.
-¿Enserio? -sonreí.
-Si -él debería estar orgulloso.
-Pensé que iban a avisar hasta la próxima semana.
-Si, yo pensaba lo mismo, pero, me lo acaban de decir, ayer en la noche...
-Muchas gracias, papá, comenzaré a trabajar en ello.
-No me lo agradezcas, fué tu propio esfuerzo, mamá te manda saludos, está muy orgullosa, como yo.
-Mándale saludos también, nos vemos el fin de semana -sonreí y terminé la llamada.
Ahora tendría que comenzar a escribir un libro, será genial. Tenía varias ideas en mi libreta, y como si fuera mi cura, corrí hacia mi mochila a buscar el cuaderno.
Busqué, revolví, tiré, pero no estaba allí.
-***** -farfullé. Esa libreta no debe perderse, no, no, no- A ver, Rain, ¿dónde puede estar? -hize un esfuerzo para recordar- ¡Starbucks! -era mi última opción.
Fuí al armario, colgándo en mi cuerpo millones de prendas para no resfriarme, metafóricamente. Me miré en el espejo. Tenía la nariz roja, genial, Rodolfo el reno. No tenía tiempo para maquillarme, y salí corriendo hasta el local de café.
Divisé al chico de ojos verdes sentado en mi mesa, de nuevo. Parecía estar esperándome, ¿será?. Entre al local, sonando esa campanilla. El se giró a verme y sonrió. Alzó su mano. Tenía mi libreta. ¡Mi salvación! Corrí a él, casi arrebatándoselo y me senté a su lado, tomando grandes bocanadas de aire.
-Me parece que esa libreta es muy importante -sonrió bromeando.
-Lo es -lo miré-, ¿no leiste nada... verdad?
-No, para nada, respeto la privacidad, Rain-sonrió alegremente.
-Muchas gracias -estornudé cubriendo mi nariz. Mis ojos se sentían pesados, quería morirme por el fuerte dolor de cabeza que sentía.
-¿Te sientes bien? -acarició mi mejilla suavemente y cerré mis ojos- tienes fiebre, ¿por qué saliste? Deberías estar descansando...
-Tenía que recuperar mi libreta -sonreí debilmente y recargué mi cabeza en su hombro.
-¿Quieres que te lleve a tu casa? -ofreció.
-No, gracias, yo puedo irme sola.
-Rain, en serio, puedes tomar un fuerte resfriado, vamos, yo te llevo -sonrió y me levanté asintiendo.
Al salir del lugar, entrelazó sus dedos con los míos, de una forma dulce. Sonreí y caminé junto a él. Su camioneta estaba aparcada en el estacionamiento de Starbucks, y ambos la montamos.
- Y bien...¿dónde vives? -me miró, encendiéndo el auto.
-En los apartamentos frente a la plaza -mis ojos casi cerraban.
-Duerme, linda, yo te despertaré -me dijo sonriendo y cerré mis ojos, para no sentir el viaje, que solamente tardó unos cuantos minutos, que para mí, fueron como nano-segundos. Sentí las manos de Harry en mis hombros, y desperté poco a poco-, hemos llegado -su rostro cerca del mío. Miré sus labios. Eran rosados y carnosos, quería besarlos.
-Muchas gracias por traerme -mordí ligeramente mi labio inferior.
-De nada, pero, te acompañaré a tu apartamento -me dijo caminando hacia el lugar. Lo seguí, imitando sus pasos. Al llegar a mi apartamento, saqué mis llaves y lo abrí.
-Puedes pasar si deseas -caminé a mi habitación y me acosté en mi cama. El se quedó parado al lado de ésta, sonriéndome.
-Te daré mi número, por si deseas algo -lo anotó en un papelito, y lo dejó en la mesa de al lado.
-Gracias, Harry -sonreí. Me pasó su telefono, pidiéndome mi número y lo registré. Se lo devolví y se acercó a mí. Tragué saliva y tome aire. Sus labios se unieron a los míos y me besó. Me besó, demonios, me besó. Se subió sobre mí en la cama, recargando su cuerpo en sus codos, a los lados de mi cabeza. Sus labios rozaban los míos, hasta que sentí su cálido miembro bucal delineando mis labios, pidiendo permiso para entrar. Abrí mi boca, y llevé mis manos a la tarea de acariciar sus mejillas. Su nariz tocaba la punta de la mía, cuando su lengua invadió completamente mi boca. Este chico besaba increíble, será un pecado para quien no pueda sentir sus besos. ¡Que afortunada!
Besó mi mejilla y de nuevo mis labios. Cuando se separó, sentía que me desmayaría. Solo sonrió y se fué por la puerta, sin decir nada.
Me quedé acostada aún asombrada y en pocos minutos me dormí con una sonrisa en mis labios.

Starbucks {h.s}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora