Cuando despertó, su visión era borrosa, pero podía distinguir una forma que la miraba fijamente. Parpadeó y se concentró en la forma que la miraba... Era ella misma.
Arrugó la frente, la confusión y el miedo se apoderaron de ella. "¿Dónde estoy? Pre...
Amar a Kara Zor-El Danvers desde la distancia era lo que Lena había asumido que sería su destino para siempre.
Ser amiga de Kara Zor-El Danvers era como un salvavidas por el que estaba eternamente agradecida.
Ser la novia de Kara Zor-El Danvers era una fantasía demasiado buena para ser realidad.
¡¿Pero ser la esposa de Kara Zor-El Danvers?! Bueno, aunque habían pasado cinco años enteros, Lena aún se despertaba cada mañana y se pellizcaba; porque nunca pensó, ni en un trillón de años, que esa sería su realidad; sin embargo, cada vez que lo hacía, ser la esposa de Kara seguía siendo su realidad... Y no podía ser más feliz.
Lena bajó la mirada hacia su mano izquierda y sonrió ampliamente al ver el hermoso brazalete de unión kriptoniana en su muñeca, y el anillo de bodas adornando su dedo anular; ambos significaban su eterno compromiso y matrimonio con Kara. Cada vez que los miraba su corazón se hinchaba de pura alegría. Nunca había soñado que encontraría a alguien digna de ser amada que la amara a su vez; especialmente alguien tan perfecta como Kara.
Oyó el suave roce de unas botas en el balcón del salón y su corazón se aceleró. Levantó la vista con una sonrisa de oreja a oreja.
"Por fin. Te he echado de menos, cariño."
Kara voló hacia su mujer y la abrazó, dándole un apasionado beso.
"Sólo he estado fuera cinco horas, cariño."
Lena asintió.
"Sí, cinco horas de más."
Kara soltó una risita.
"Tuve que cuidar al pequeño Malachi por Alex y Kelly, las dos están agotadas. No las ha dejado dormir en toda la noche." Ella informó. "Pero estoy aquí ahora, y planeo quedarme aquí por el resto de la noche." Susurró seductoramente antes de besar el cuello de Lena, provocando escalofríos de éxtasis por todo su cuerpo. Lena sonrió y asintió, Kara era una tía fenomenal, y una esposa aún mejor.
"Lo sé, es que odio compartirte."
Kara sonrió.
"No tienes que compartirme, podrías haber venido conmigo."
Lena hizo una mueca. Los bebés le parecían adorables, de verdad... ¿pero cuidar de ellos durante mucho tiempo? No tanto... Eso de ser madre se lo dejaba a Alex y Kelly.
"Sabes que no soy buena con los niños."
Kara soltó una carcajada.
"Lo dice la mujer que ha abierto ocho hospitales infantiles."
"Me gustan los niños, no soy buena con ellos. Hay una diferencia, cariño." Lena se rió entre dientes. Kara se limitó a sonreír y a mover la cabeza con adoración.
"Te amo."
Lena sonrió. Su corazón siempre se derretía cuando Kara le decía eso.
"Yo también te amo."
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