Destino

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Asustado pero decidido, Secco salió del edificio, con el fin de ir a la sede en la que se solía encontrar la mafia

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Asustado pero decidido, Secco salió del edificio, con el fin de ir a la sede en la que se solía encontrar la mafia.

Él siempre había sido muy echado para adelante, no le daba miedo decir ni hacer lo que quería cuando quería. Sin embargo, el hecho de que sentía algo por Zero lo atormentó durante un tiempo.

Tenía las mismas preocupaciones que Zero. No quería perder a su mejor amigo, la persona con la que había compartido casi toda su vida. Era prácticamente la persona a la que más quería en el mundo, su motivo para seguir adelante.

Durante el camino recordó los cómics de Zero. Nunca lo admitió, pero le encantaba leer sus historias, y le parecía que su amigo era la mar de ingenioso. Además, él mismo aparecía de vez en cuando en sus historias. Había leído decenas de veces esos libros, imaginando el esfuerzo y la dedicación que ponía Zero en ellos. Aunque a Secco le parecía que el dibujante estaba obsesionado a niveles insanos con su trabajo, no podía negar que ponía todo su corazón en ellos.

"No puedo hacer que todo eso se eche a perder. Con suerte Zero podrá sacar una buena historia de esto, je." Pensó. "Agh, ni siquiera en el corredor de la muerte dejo de pensar en ese idiota".

No, no se terminaba de creer que lo había besado. Tenía esa sensación de cuando haces algo increíblemente atrevido, pero que al rato no estás seguro de si es real o no. De hecho, se empezaba a cuestionar si las últimas semanas habían sido reales.

De todos modos, ese día la realidad le golpeó en la cara. Se dio cuenta de cuánto tenía que perder, que era mucho.

Ahora no era Zero el único que tenía que expiar sus pecados. Él mismo tenía que enfrentarse a las consecuencias de sus actos.

–No vas a dejar esto así, ¿no?–

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–No vas a dejar esto así, ¿no?–

Me di la vuelta, mirando hacia la dirección en la que se escuchó la pregunta. No había nada. Volví a mirar hacia donde antes, la puerta. Allí estaba.

–¡COÑO!– Me asusté. Ver de repente a un bicho de dos metros a 5 centímetros de tu cara es más impactante de lo que parece. --¿Armadillo? ¿Qué haces aquí? Pensé que...– Me cortó a mitad de la frase.

¿Vamos a por un helao'? ///Secco x Zero///Donde viven las historias. Descúbrelo ahora