Desorden

661 66 12
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me sorprendí a mí mismo cuando me di cuenta de lo que acababa de suceder. Le acababa de proponer a Secco mudarse conmigo mientras se las apaña para conseguir un sitio para vivir. Aunque creo que lo que más me sorprendió fue que él aceptase. Conociendo lo terco que es me esperaba que prefiriese dormir en la calle junto a las ratas que aceptar la ayuda de alguien, más si es alguien a quien conoce.

-¿D-de verdad?- Lo dije torpemente. No sabía si era por la situación o porque el helado me había sentado mal, pero por alguna razón no estaba pensando con claridad.

-Que sí. ¿Quieres que te lo ruegue o algo? No sabía que te gustaba eso, pero que sepas que a mí no me va- Se cruzó de brazos mirando a otro lado. Mientras yo le reprochaba, Sarah se reía en voz baja de nosotros. A lo mejor le daba vergüenza ser parte de la escenita que estábamos montando en mitad de la heladería en plena mañana.

-Es que parece que te molesta y todo. ¿Tan malo va a ser vivir conmigo?- Me hice el ofendido para quietarle un poco de hierro al asunto.

-Claro, todavía tengo que hacerme a la idea de vivir con alguien a quien le gusta mojar los gusanitos con sabor a kétchup con más kétchup, así no se puede, tío- 

Cuando la situación se calmó un poco, quedamos en recoger las cosas de Secco al día siguiente para llevarlas a mi casa. Todo parecía ir  muy rápido, pero supongo que en cuanto antes se estableciese en un sitio para vivir, tendría menos problemas con sus caseros actuales. Y para eso estábamos Sarah y yo, para ayudar a nuestro amigo. Y para ser justos, yo en especial le debo mucho...

Llevé a cada uno a su casa aprovechando que tenía el coche cerca. Durante todo el trayecto Secco se limitó a mirar por la ventana. Incluso se sentó en uno de los asientos de detrás, eso es algo muy raro en él. De vez en cuando yo lo miraba por el retrovisor y me daba cuenta de que suspiraba intentando no hacer ruido. Sarah tampoco parecía tener ganas de una conversación, así que subí el volumen de la música. 

Primero dejé a Secco en su casa. Después fui a dejar a Sarah.

-¿Estás contento, Zero?- Dijo ella entre risitas.

-¿Qué? ¿Contento por qué?- 

-Ahora Secco va a vivir contigo-

-Porque le van a echar de su casa y no tiene a dónde ir.- 

-Ya pero... te brillaban los ojos cuando te ha dicho que sí-

-¿Q-qué? ¿Q-qué dices?-

-Hasta mañanaaaaaaa- 



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Vamos a por un helao'? ///Secco x Zero///Donde viven las historias. Descúbrelo ahora