Todos nos arrepentimos de algo en la vida, a veces de cosas mínimas como comprar chocolate blanco en vez de negro, pero también nos arrepentimos de cosas que te pueden cambiar la vida drásticamente. Muchas veces no tenemos idea de cómo te puede camb...
Todo el equipo salió del hotel con la intención de seguir recorriendo Buenos aires. Comenzaron a intercambiar ideas de lugares para ir.
- Shota y yo dijimos de ir al rosedal, alguien más viene? - dijo Bonaroti. Todos negaron.
- Mauro y yo queríamos ir para el obelisco a ver los alrededores y todo lo que haya por ahí. - dijo Mariana y todos dirigieron sus miradas hacia Isabella y Victoria.
- Yo quería ir al ateneo. - dijeron ambas mujeres al unisono y se dirigieron unas miradas confundidas.
- Vayan juntas. - recomendó Mariana con una sonrisa en sus labios. Ella realmente quería que esas dos mujeres terminaran juntas.
Isabella y Victoria se miraron con una mirada que contenía demasiadas emociones, emociones indetectables.
Todo el equipo de 1k salió del hotel dividido en tres grupos, cada uno dirigiéndose a un destino turístico distinto en la ciudad de Buenos Aires.
La tensión entre Isabella y Victoria crecía con cada paso que daban por las calles de Buenos Aires. Ambas mujeres se encontraban en una especie de juego silencioso, donde sus miradas y gestos hablaban más que las palabras. Se dirigieron hacia el ateneo sin dirigirse la palabra, el ambiente se cargaba de electricidad.
Isabella subió las escaleras al segundo piso del lugar y comenzó a ver los libros de las estanterias mientras que Victoria estaba detrás de ella mirandola. Isabella agarró un libro de cliché amoroso, sus favoritos, y miró a Victoria.
- ¿Que tipo de libros te gustan? - preguntó Isabella rompiendo el silencio que se había generado entre ellas desde que salieron del hotel. Victoria miró a Isabella directamente a los ojos.
- A mí me gustan los policiales, mis favoritos son los de Sherlock Holmes. - dijo Victoria con un tono de voz el cual podríamos decir que era algo tímido.
Isabella fue hacia la estantería de los libros policiales y agarró uno de Sherlock Holmes.
- ¿Este te interesa? - preguntó Isabella mientras miraba a Victoria.
- Se ve bueno. - dijo con una pequeña sonrisa en sus labios.
- Espérame acá. - dijo Isabella y se dirigió hacia el piso inferior del ateneo con ambos libros en sus manos.
Victoria puso sus manos en la baranda y comenzó a ver el celular mientras esperaba a Isabella. Al poco tiempo, Isabella subió con dos bolsas, una con cada libro. Isabella estiró su brazo y le dió una a la cantante.
- Pero, Isa. - dijo completamente sorprendida, realmente no se lo esperaba. - No era necesario, mujer! - dijo y abrazó a su amiga.
- Es mi forma de pedirte perdón por enojarme con vos. - dijo Isabella algo tímida.
Las mujeres siguieron viendo los libros con menos incomodidad en el aire, sentían que poco a poco se resolvían los problemas que había atravesado su relación amistosa. Las mujeres decidieron dirigirse hacia la cafetería del lugar. Isabella se detuvo junto a una mesa, miró a Victoria con intensidad, y con un gesto invitador la llamó para sentarse a su lado. Victoria, sintiendo la atracción magnética entre ellas, se unió a Isabella en la mesa. El aire estaba lleno de expectación, como si algo grande estuviera a punto de suceder.
Isabella y Victoria pidieron un café para cada una. Ninguna tenía hambre pero decidieron que un café podría ir bien, necesitaban energías.
Las mujeres pasaron unas dos horas conversando de cosas aleatorias, nada tenía que ver con lo que ambas estaban viviendo emocionalmente. Eso no significaba que ninguna había estado pensando en ello mientras tomaban ese café. Es más, se podría decir que lo pensaron más que nunca. De repente el ruido de las risas de ambas dejó de escucharse y se quedaron viendo la una a la otra, sus sillas estaban pegadas.
Sin decir una palabra, Isabella acercó lentamente y con precaución su rostro al de Victoria. Al tener su rostro cerca ella soltó un suspiro, el cuerpo de Victoria se estremeció al sentir el aire que salía de la boca de Isabella chocar con la suya. La cercanía la estaba matando. Isabella con algo de miedo decidió tomar el riesgo.
Cuando sus rostros se acercaron lo suficiente, sus labios lograron rozar los de la cantante. Isabella necesitaba saber cuál sería la respuesta de Victoria frente a esa accion. La electricidad entre ellas era palpable, como si el mundo se detuviera en ese momento. Victoria, sorprendida por la audacia de Isabella, respondió con un beso más profundo, entregándose a la intensidad del momento.
El ateneo se convirtió en testigo de la pasión que emergía entre estas dos mujeres. El olor a los granos de café recién molidos y el olor a libro nuevo que invadía el lugar, eran cómplices de ese encuentro que habia superado barreras emocionales. Las manos de Isabella se enredaban en el cabello de Victoria, mientras que esta última acariciaba la espalda de Isabella con deseo.
Los rostros de Isabella y Victoria se separaron a falta de aire, ambas tenían los ojos brillosos. Se estaban mirando entre ellas, eran miradas que contenían el amor más sincero del mundo. Victoria miró hacía un costado y se dió cuenta que toda la prensa había documentado ese momento con Isabella. Todo el mundo se había enterado de ese beso.
Isabella y Victoria ignoraron las cámaras y simplemente se dirigieron al hotel agarradas de la mano como una pareja de pequeñas adolescentes. Las conversaciones fluían más y conectaban muchísimo más. Ambas mujeres se habían sacado mucho peso de encima y muchas dudas que comían la cabeza de cada una.
