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Isabella se encontraba atrapada en medio de una situación que no esperaba. Observó a Victoria dirigirse al baño con rapidez, la tensión en el aire era palpable. Bonaroti y Mariana intercambiaron miradas preocupadas, conscientes de que algo más profundo estaba ocurriendo entre la pareja.

- Deberíamos darles un momento a solas. - sugirió Mariana, llevando a Bonaroti consigo hacia la puerta.

Mientras tanto, en el pequeño baño, Victoria se apoyó contra la puerta con las lágrimas a punto de desbordarse y la mirada perdida, su relación estaba en la ruina. Victoria últimamente tuvo sus dudas sobre porque su mujer llegaba tan tarde al hotel y siempre tenía fragancia de hombre en su cuerpo. Está bien, Victoria tiene la fama de ser una mujer mujeriega que no puede mantener nada serio, pero eso no significa que lo sea. Ella estaba intentando llegar a algo con Luna, se había cansado de buscar cosas de una sola noche, ella quería sentir el cariño de una pareja. Isabella, indecisa, finalmente se acercó tímidamente a la puerta del baño y golpeó con cuidado.

- ¿Estás bien? - preguntó Isabella algo tímida con una preocupación genuina y notable.

Victoria limpió sus lágrimas, abrió la puerta del baño y miró a Isabella con una mezcla de dolor y alivio. Su cara estaba roja e hinchada al igual que sus ojos claros.

- No lo estoy. Luna y yo hemos tenido problemas, pero nunca pensé que llegaríamos a este punto. - admitió Victoria, desmoronándose emocionalmente frente a la rizada. Victoria era una mujer sensible.

Isabella se acercó aún más y colocó una mano reconfortante en el hombro de Victoria.

- No quiero meterme en tus problemas personales, pero si necesitas hablar, estoy aquí. - ofreció Isabella intentando transmitirle confianza a la castaña.

Victoria asintió con gratitud, apreciando la comprensión de Isabella en ese momento crítico. En el silencioso backstage, la tensión persistía, y el futuro de la relación entre Victoria y Luna pendía de un hilo.

Isabella sintió que si permanecía allí, las sospechas de Luna simplemente iban a crecer y eso no iba a ayudar para nada a la relación de las dos mujeres.

- Yo creo que me voy a retirar de aquí, si la vida nos unió dos veces, nos va a unir una tercera vez. - dijo Isabella con un tono tranquilo acomodando por última vez el cabello de la cantante. - Tampoco quiero ser parte de la separación de una relación. - agregó la mujer mirando a Mauro el cual acababa de entrar.

Mauro miró confundido a las dos. - ¿Por qué esas caras? - dirigió su mirada a la rizada - ¿A quien tengo el gusto de conocer? - dijo el hombre saludando a Isabella.

- Soy Isabella, un gusto. Igualmente, yo ya me estaba retirando. - dijo la mujer antes de tomar sus cosas. - Fijate que Victoria no se siente bien, yo tengo entendido que tú eres el mejor amigo, no? - Mauro asintió frente a la pregunta de la mujer. - ¿Puedes estar con ella? Yo realmente me tengo que ir.- Mauro comprendió la situación y dejó que Isabella se retire tranquila, el cuidaría de Victoria.

Isabella salió de la habitación preocupada por la cantante pensando si había estado bien dejarla ahí con Mauro. Pero en su mente, esa era la mejor decisión. Si alguien las llegaba a ver salir juntas del lugar la cosa se pondría fea en la relación de Luna y la cantante. Hundida en sus pensamientos logró notar, después de un tiempo, que su celular no paraba de vibrar. Agarró su celular y observó el nombre del contacto, el nombre de su mejor amiga se presentaba en la pantalla, si fuera otra persona ella no atendería. Su mejor amiga era la única persona que ella podría querer escuchar ahora mismo.

Lo que pudo ser - Young MikoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora