fin

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Jisung tembló con brusquedad, liberando un grito agudo y no pudiendo contener el orgasmo repentino; manchó el abdomen del alfa y abrió los ojos tanto como pudo ante la sorpresa.

El mayor rió con suavidad ante aquello, quitando la mano de su boca para ayudarlo a recostarse en el sofá sin salir de su interior, levantando y abriendo las piernas ajenas lo necesario. Se ubicó encima suyo sin aplastarlo, depositando fugaces besos en su rostro, descendiendo por su cuello y pecho para intentar distraerlo, a la vez que su cadera comenzaba a embestir con lentitud.

El mayor contuvo un gemido ante la sensación. Por supuesto, era la primera vez de Jisung. Poco a poco y ante el aumento de los sonidos emitidos por el omega, la velocidad de las embestidas creció. Una nueva erección adornaba su pequeña anatomía tras un rato, mientras que el alfa llegaba a su límite.

Una de las manos de Minho se sostenía de los almohadones para no aplastar al menor, mientras que la otra lo masturbaba al ritmo al que lo embestía, completamente perdido en la mezcla de sensaciones que lo llevaban al éxtasis.

Jisung alcanzó su segundo orgasmo poco después, temblando sin cuidado bajo la anatomía contraria y apretando inevitablemente sus paredes alrededor del mayor que no detenía sus estocadas.

No si era correcto llegar al punto de formar su nudo, pero no tuvo mucho tiempo para analizarlo cuando el de los dos tomó sus brazos con excesiva fuerza, exaltado por la repentina hinchazón del pene ajeno en su interior.

Minho llegó a su orgasmo antes de lo pensado, llenando al menor de su semen, incapaz de huir ahora que era demasiado tarde

.-Uh, Jisung, no te muevas.-  indicó el alfa poco después, subiendo la mano a su rostro para acariciarle la mejilla con lentitud. Fue obedecido por el contrario, que respiró hondo y elevó las comisuras en una sonrisa temblorosa . -¿Estás bien?

Los brazos del omega rodearon el cuello de Minho, buscando besarlo nuevamente, en esta ocasión con calma. Quiso sentir el momento, disfrutar de las sensaciones y aferrarse a aquel encuentro como si fuese el último. Para el alfa esa fue respuesta suficiente a su pregunta.

Poco después el nudo se deshizo y se pudo retirar de su interior, recostándose ahora a su lado y tomándolo en brazos con el afán de protegerlo.

-Alfa, ¿crees que podamos repetirlo en mi próximo celo?

Alfa de la manada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora