☥«𝟐𝟐»☥

513 51 3
                                    

Un suspiro salio de los labios de Gustabo al sentarse a un lado del ruso, que no lo miraba, dado a que su mirada estaba en la pared de enfrente, como si eso fuese mucho más interesante que ver al encapuchado que tenía sentado a su costado. 

Volkov: Explíqueme que sucedió -los brazos de el ruso se entrelazaron sobre su pecho mientras su mirada seguía en la pared de en frente y esperaba una explicación de lo sucedido en el atraco de parte del sub-inspector- 

Fred: ¿Aquí? -se recuesta en la parte trasera de la silla mientras imita la pose de el contrario y dirige su mirada al techo de la recepción-

Volkov: ¿Algún problema? -esta vez su mirada es dirigida hacía el de capucha, intrigado por su contestación. Él no le veía ningún problema hablar de un atraco en ese lugar, pero al parecer Fred sí.-

Fred: Vera comisario, a mí Conway cuando empezamos... esto, lo de... -un silbido sale de sus labios, el cual el mayor comprendió a lo que se refería, pues ya había escuchado ese sonido antes. El par de hermanos lo ocupaban para referirse a algo que era privado, ya sea por una razón u otra.- me dijo que tuviéramos precaución, que había oídos en todos lados. Y con algo que vi... creo que soy más consiente de sus palabras.  

Volkov mentiría si dijera que eso no lo sorprendió. Escuchar esas palabras de la boca del oficial contrarió era algo que no se esperaba, y más aún sabiendo como era el sujeto que ocultaba su identidad debajo de ese pasamontañas, ademas agregándole el conflicto que tuvo con Conway, siendo este mismo el que le informo de aquello. 

Volkov: De acuerdo, hablaremos de esto más tarde y en presencia del superintendente. -dicho eso se levanto de su lugar, perdiéndose en el pasillo. Gustabo suponía que se dirigía a donde estuviera ese cascarrabias que tenía por jefe.-

Aún era incapaz de comprender porque Volkov se comportaba como un perrito faldero con él, al igual que Horacio. No había nada en ese hombre que te hiciera serle fiel, te trataba como la mierda y su actitud al igual que su temperamento eran realmente detestables, cada una de esas cosas hacía que le diera repulsión, pero al parecer a eso dos no, porque incluso sus demás oficiales que tanta lealtad le juraba le detestaban.

[...]

Los tres se encontraba en el despacho del Superintendente, con el dueño de este en la comodidad de su silla, con sus codos sobre su escritorio y sus manos entrelazadas sirviendo de apoyo para su rostro, mientras que su mirada sería y con cierta desconfianza estaba en el menor de la habitación, que tenía una posición que denotaba su tranquilidad, como si no hubiera pedido aquel atraco a joyería en donde todos sus compañeros del cuerpo salieron heridos al igual que el mismo superintendente. 

Volkov: Gustabo, me dijo que quería decir lo que sucedió en un lugar más seguro. -explico mirando de reojo al antes nombrado que se encontraba de su lado derecho, en su respectivo asiento.-

Conway: ¿Y esa repentina preocupación por eso? -su mirada hacía el ojiazul se volvió más penetrante ante la explicación de el comisario- Si tú eres un suda cojones de primera. Dime, Gustabin ¿qué te hizo tomar esa decisión? 

Gustabo: Bueno, con lo que le paso... pensé en lo que nos dijo a Horacio y a mí cuando entramos al cuerpo, también en lo que nos dijo antes de iniciar con la infiltración. 

Conway: ¿A sí? -la voz del mayor salio burlona, no se creía ese cuento, tenía que haber algo más.- Dime que es lo que pasó. 

Gustabo se removió en su lugar, tomando una mejor postura, y recordando cuales serían las mentiras que saldrían de su boca, las cuales ya había predeterminado para que concordara entre sí y con las "pruebas" que había. Todo estaba planeado, solo faltaba la ejecución. 

‡𝕻𝖔𝖙𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆𝖑‡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora