☥«𝟏𝟖»☥

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Gustabo se encontraba en el despacho el Superintendente, esperando a que su hermano apareciera y así poder dar inicio a la charla que tendrían con su superior.

Desde hace más de media hora que esperaban al de cresta y todo ese tiempo el rubio tuvo que estar en esa habitación junto con Conway, cosa que no le agradaba para nada. Suficiente tenía con ver al viejo todos los días como para ahora tener que convivir con él más tiempo del necesario.

Conway: ¿Dónde está el puto anormal? -por primera vez desde que estaba en esa habitación levantó su vista asía el ojiazul, esperando una respuesta de su parte-

Gustabo: Yo que coño sé -contesto con el ceño fruncido. El solo echo de escuchar la voz de su superior lo ponía de mal humor y la tardía del de cresta no ayudaba-

Conway: Deberías de saber, siempre estáis juntos -menciono para volver su vista a los papeles que tenía en su escritorio-

El menor por su lado solo se limitó a contener un gruñido. Con cada palabras que salia de la boca de ese hombre solo lograba agotarle la poca paciencia que tenía. Debía de agradecer que por lo menos ahora tenía algo que perder, y que por esa razón aún seguía intacto, justo detrás de ese escrito y sentado en esa silla.

Ese "trono" como el mayor le decía era lo que lo mantenía intacto, por que más de uno en la comisaría y en la ciudad le tenían ganas. Si no fuera por su rango ahora mismo estaría muy probablemente muerto o muy mal herido.

Debía de darle gracias al destinó o en lo que él creyera, ya que lo había salvado de su muerte, creada por el mismo. Con su arrogancia y mal humor, con esos aspectos el había creado su propia tumba.

La puerta fue tocada, indicando que alguien del otro lado solicitaba ver al superior. El de corbata dio la autorización de entrar esperando que fuera el anormal que faltaba, y vaya fue su surte, que era justo él.

Conway: ¿Dónde coño estabas? Te estoy esperando desde hace más de cuarenta minutos -saco su vista de los papeles para mirar al heterocromatico, que al escuchar la voz de su superior con enfado sintió como el miedo recorría su ser-

Horacio: Eh... Estaba un poco ocupado -contesto con temor de que algún golpe callera de parte del mayor-

Gustabo: ¿En qué? ¿Chupándole la polla al cabeza pequeña? -hablo esta vez el rubio captando la atención de los otros dos-

Horacio: No. Tenía cosas que hacer Gus -dijo mientras tomaba asiento en su lugar. Por alguna razón notaba al menor raro y no era el único que lo percibía-

Gustabo: ¿En horas de trabajo? -cuestiono mirando al contrario con una ceja alzada y una leve sonrisa ladina que no inspiraba para nada confianza- Espero que eso fuera tan importante como dices, porque no deberías de hacer otra cosa que no sea trabajar en horas de tra-ba-jo ¿Verdad Súper? -miro al nombrado esperando que este lo apoyara en lo que había dicho. Y tenía que hacerlo, él tenía razón-

Conway: Gustabo tiene razon Horacio. La próxima ves que trates "cosas" en horas de trabajo te degradado. ¿Entendido? -dijo con un tono más molesto de lo que ya era habitual en él-

Horacio: Sí Súper -afirmo al mismo tiempo que asentía con su cabeza-

Conway: Muy bien, dejando las gilipolleces de lado vamos a empezar. -coloco sus manos encima del escritorio mientras veía como el ojiazul parecía un poco molesto, cosa que llamo su atención- ¿Ya habéis vendído la droga?

Gustabo: Estamos en eso. Ayer vendimos una parte, aún nos queda -explico mientras tomaba una mejor postura en su asiento-

Conway: ¿Cuánto vendisteis?

‡𝕻𝖔𝖙𝖊𝖓𝖈𝖎𝖆𝖑‡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora