☥«𝟐𝟒»☥

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Contuvo la respiración por un momento, al mismo tiempo que sentía como el dolor lo distraía de sus pensamientos destructivos hacia los demás, especialmente hacia cierto sujeto de cresta que se encontraba a su lado y que se hacía llamar su hermano.

Una vez de estar seguro que sus verdaderos pensamientos no salieran de su boca al abrirla para excusarse, decidió por fin decir algo para defenderse, o por lo menos no terminar en el fondo del pozo que sabía que con cada contacto con la mafia a espaldas de la policía hacia que se hiciera más y más profundo, hasta que finalmente no pudiera salir por su cuenta, o simplemente no pudiera salir jamás.

Gustabo: ¿Por qué le pregunta a Horacio eso? -cuestionó abriendo levemente sus manos que se encontraban aún en puño. Un líquido rojizo se podía ver que cayó directo en la tela de su pantalón.-

Conway: ¿Por qué? Horacio y tú son hermanos. O... -Conway se acerco peligrosamente al rubio, quedando cerca de su rostro para mirar sus ojos azules, que a pesar de la situación no denotaban miedo, nervios o algo parecido que traicionara su sentir.- ¿Ya no lo son?

Quiso reír en su cara. Soltarle la verdad sin tapujo y esperar su reacción. Tanto de él como la de Horacio. Pero se contuvo, su autocontrol hizo su trabajo y simplemente hizo una leve mueca de desagrado ante esa posibilidad tan impensable. Que buen actor era.

Gustabo: Por supuesto que no. Él es mi hermano. -contestó lo más seguro que su voz pudo, al mismo tiempo con un tono fuerte y molesto ante esa desagradable suposición.- Siempre lo será.

Conway: ¿Seguro? Entonces dime, Gustabo. ¿Por qué un hermano hablaría y tendría reuniones con un tío que le metió dos tiros a su hermano? Dime, Gustabo. ¿Por qué un hermano haría eso?

Gustabo: Repito, ¿Cómo está tan seguro que hable con Emilio? Eso es una gilipolleces. -y nuevamente solo se dedicó a negar la acusación hacia su persona.-

Conway: Porque eres gilipollas... -el de mayor rango regreso detrás de su escritorio nuevamente. Las teclas del teclado sonaron junto con unos cuantos cliks.-

¿Ahora qué va a sacar? Fue la única pregunta que rondo por la mente del ojiazul, que sin nervios se acerco más hacia el escritorio aún en su silla, curioso de con que ahora su jefe lo atacaría y lucharía contra su negativa.

El mayor miro de reojo como el acusado se encontraba muy curioso en lo que hacia, provocando un ceño fruncido en él. Dió el último click antes de mover el monitos y dejar que los demás vieran las razones del porque se encontraba tan seguro que Gustabo mantenía contacto con el mexicano, a espaldas de la policía.

Algunos vídeos de la cámaras de seguridad y grabaciones de los patrullas eran los que desmentian la mentira del rubio, que solo maldecía para sus adentro a todos a su alrededor. A él mismo por gilipolas y al resto por el simple hecho de existir.

Conway: Y bueno, Gustabo. ¿Tienes algo que decir? ¿O aún dices que no mantuviste contacto con el gilipollas de Emilio? -su mirada afilada se posó en el rubio, que no podía controlar del todo su cuerpo, pues sus acciones empezaban a traicionar su frustración y enojo, viendose en su mandíbula tensa.-

Sus puños se apretaron más, causando que una vez más sus uñas se clavaran en la piel de su palma, con la esperanza de que nuevamente el dolor funcionara como una distracción de sus verdaderos pensamientos e impulsos que pasaban por su mente y que se sentía obligado a hacer.

Las ganas de golpear el monitor que lo desenmascaba solo crecieron al ver cómo las imágenes seguían ahí. No solo era la frustración por ser descubierto, si no la humillación por no ser tan bueno mintiendo. Por pensar que con sus pocas prevenciones y discreción podía haber seguido como lo había hecho hasta ese momento. Pensar que con eso sería suficiente.

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⏰ Última actualización: May 11 ⏰

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