Capítulo 39

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No tengo excusa para el tiempo en que tardé en escribir este capítulo. Tuve la mente distraída, ocupada en ver vídeos, y otras actividades varias, en especial un juego de pokemon llamado "Infinite fusión" que me tuvo bastante entretenida. A esto hay que añadir el hecho de que, a partir de ahora, prácticamente me estoy quedando sin capítulos ya escritos o por modificar. Todo lo contrario, la mayoría no solo están siendo escritos sobre la marcha, sino que lo poco que conservé de sus versiones antiguas están llenas de errores. Tuve que releer toda la historia, para así tomar las cosas en mano y escribir algo tan coherente como absorbente. Espero que os guste.

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39

En ocasiones, el miedo te paraliza en un simple instante. Se introduce en tu mente, como una idea, y te trastoca hasta tal punto de que ya no puedes pensar en nada más. Esta puede ser real o imaginaria, pero siempre está allí. Dispuesta a invadir tu mente en los momentos de más flaqueza. Para Víctor, su mayor temor siempre había sido el de perder a sus seres queridos. Algo que se había detonado desde hace tiempo, con la muerte de su padre y, posteriormente, Vanessa. No concebía sentir, de nuevo, aquel dolor, lo destrozaría. Y en ese momento, cuando vio a aquella demonesa agarrar a Samuel, para luego desvanecerse entre las sombras, sintió que Candel había hecho resurgir aquel sentimiento.

—No te preocupes, él puede sobrevivir. —Le susurró el demonio con un tono especialmente siniestro. —Basta conque despierte sus poderes a tiempo —. Y quiso aprovechar aquel instante para observarle, deleitándose con la expresión de terror de sus ojos. Pero justo cuando se prestaba a partir, Víctor lo detuvo.

Candel se giró con la seguridad de quién ya tiene la batalla ganada. Poco importaba lo que hiciera Víctor en estos momentos, Gerard no era más que un títere entre sus manos. Su expresión vaciló al ver el terreno distorsionarse a su alrededor, mermando su autocontrol hasta tal punto que quiso cerrar los ojos, con el fin de desprenderse de la sensación de desestabilización que le había transmitido. Más aquello era imposible, lo sabía muy bien. Debía serenarse, tomar el control de sus emociones y así evitar dar pistas a Víctor. Esa era la clave. Algo no tan sencillo de realizar, como de pensar. Pues en el momento en que logró estabilizar su conciencia, la luz se fue...

Candel no era precisamente una persona que temiera a la oscuridad. Al contrario, ya desde su más tierna edad, había aprendido a usarla a su favor. Pero existía una gran diferencia entre la oscuridad real y una autoimpuesta. Lo cual era justo lo que le inquietaba. Víctor no le estaba atacando, o al menos no directamente, tanteaba su mente en busca del más mínimo punto débil. Y lo estaba consiguiendo.

A pesar de que su visión no llegaba alcanzar los estándares actuales, no le tomó mucho tiempo distinguir el entorno que le rodeaba. A simple vista, no era inquietante y menos aterrador. Una explanada estrecha, cercana a los bosques, con detalles que le recordaban a la misma ciudad de Stern. Era un lugar que le transmitía familiaridad, debido a que a menudo había cruzado caminos similares para dirigirse a la casa donde vivía, pero también sorpresa y, finalmente, inquietud. No comprendía la intención de Víctor al mostrarle aquello, qué buscaba, o al menos no lo hizo hasta que advirtió las siluetas que le rodeaban.

Y por un instante fue como si regresara cinco años atrás, aquellas figuras, la sensación de sentirse acechado, ... Todo era tan similar a lo que había ocurrido en Stern entonces, que no pudo evitar que su mente hiciera las asociaciones pertinentes. Rellenando los huecos imprecisos a través de sus recuerdos, aquel día él había estado ocupado con la venida de su hermano y las noticias que le había traído. También, le había advertido sobre que la ciudad no era segura, pero él le hizo caso omiso. Negándose a huir de Stern, a pesar de la insistencia de Christopher. Posteriormente, unos licántropos les atacaron y todo estalló...

Seyens: SternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora