MIGUEL O'HARA

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¡Un terrible incendio en la calle...!

¡Se buscan supervivientes dentro del apartamento donde se originó el fuego!

—Contesta, contesta...

Activé mi máscara en cuanto saltó el buzón de voz. Salté del edificio y me dirigí al lugar de los hechos por el que tanto escándalo se estaba ocasionando.

Pero cuando llegué ya era demasiado tarde.

—¿Ese no es Prowler?

—¿Acaso provocó el incendio?

—¡Spider-Man!

Miré el edificio consumido en llamas con el corazón destrozado y la mente nublada. Era incapaz de controlar las lágrimas que se desbordaban de mis ojos, y a pesar de eso, con la vista borrosa, conseguí distinguir a Spider-Man saliendo de los escombros.

Le seguí hasta un callejón, donde se detuvo. Parecía hablar con alguien, hasta que se fue sin más, dejando algo tirado en el suelo.

—No...

Desactivé mi máscara, cayendo de rodillas al suelo, delante de los cuerpos sin vida de mi hijo y esposo.

—¡No...!

Un grito desgarrador salió de lo más profundo de mi corazón.

—Amor mío, Gabriel...—envolví los cuerpos entre mis brazos—. ¡Mi pequeño!

Todo era culpa de Spider-Man, él había ocasionado todo este desastre. ¡Él me lo había arrebatado absolutamente todo!

—Pagarás por esto... Spider-Man—me incorporé, mirando a mis dos razones de vivir tendidas en el suelo, sin expresión alguna—. Yo, The Prowler, cobraré venganza.

•••

—¿Cómo te encuentras?

—Te mentiría si dijera que lo estoy llevando bien.

—Lo parece...

—Pues no es así—apoyé mi espalda en el cabecero de la cama—. Miguel, estoy destrozada, no puedo dejar de pensar en ellos ni un solo segundo—volvían a acumularse lágrimas en mis ojos.

—¿Qué puedo hacer para que estés mejor?—se acercó, poniendo su mano sobre la mía.

—Traerme a Spider-Man.

—_______...

—¡Todo esto es culpa suya!

—No estás segura de-

—¡Yo lo vi!—aparté la mano, mirándole enfurecida—. Lo vi...

—Descansa, por favor.

¡Atención a todas la unidades...!

—¿Por qué siempre tienes eso encendido?—apagó la radio.

—¿No tienes que irte?

—Ahora que lo mencionas, tengo algunos asuntos pendientes, pero si necesitas que me quede...

—Puedes irte.

—Bien—asintió con la cabeza—. No dudes en llamarme para lo que necesites.

—De acuerdo.

Tas escuchar la puerta principal cerrarse, me levanté de la cama, encendiendo la radio para escuchar la ubicación del delito que seguramente Spider-Man iría a resolver.

—Ya te tengo.

Me puse el traje, besé la foto de mi esposo e hijo que se encontraba en la mesilla de noche y salí en busca de la justicia que tanto ansiaba.

—¡Muchas gracias Spider-Man!

La calle se llenó de vítores hacia el héroe arácnido, quien buscaba salir de ahí lo antes posible para regresar con ella. No sólo lo hacía por la culpa que sentía al no haber podido salvar a su hermano Gabriel y su sobrino, sino que Miguel amaba a la mujer que se casó con su hermano.

Cuando estaba a punto de marcharse, colgando de sus telarañas, Prowler entró en acción, cazándole al vuelo y lanzándole contra la acera, dejando al público impactado.

Los ciudadanos corrieron a esconderse de inmediato al ver al villano completamente controlado por la ira.

—¡Pensé que acordamos una tregua de paz!—reclamó Spider-Man incorporándose.

—Esa paz se acabó...—sacó las garras metálicas y afiladas de su guante—en el momento en el que acabaste con mi familia.

—¿Qué...?

Las piezas comenzaban a encajar en su cabeza.

—¡Muere, insecto!

Ese odio con el que hablaba Prowler era el mismo que usaba ella cada vez que mencionaba a Spider-Man y le hacía partícipe de la muerte de su hijo y esposo.

—_______...—pronunció con la voz rota, forcejeando por que las cuchillas no le atravesaran—. ¡_______!

—¡No!—su ataque se vio desviado por Miguel, clavando sus garras en el suelo—. ¡Soy Prowler, y vengo a hacer justicia por mi familia!

No podía lastimarla, no a ella. Necesitaban hablar.

—¡Hablemos!—levantó las manos.

—¡Cállate!—se abalanzó de nuevo, consiguiendo alcanzarlo e hiriéndolo levemente.

Al estar cegada por el odio, no fue capaz de pensar con claridad, cayendo en la trampa del hombre araña. Le había guiado hasta un callejón, donde se encontraban solos y aislados.

—Hasta aquí has llegado, insecto.

Era un ataque letal del que no podría escapar, pero él ya lo tenía previsto.

—_______, soy yo...

La cuchilla quedó a escasos centímetros de su pecho. Ella se detuvo en el momento exacto en el que reconoció el rostro de Miguel.

—¿Cómo...?

Sus ojos empezaron a llenarse de lágrimas. Se encontraba cada vez más confundida y no conseguía una explicación lógica a lo que vio aquel día.

—Miguel...—susurró débilmente, desactivando su máscara—. ¿Por qué...?

—_______—apartó el arma de él—. No es lo que piensas.

—¿Tú...?

—¡Yo no lo hice! No... No pude salvarlos a tiempo.

Iba a acercarse, estirando sus brazos para tomar el rostro de la mujer entre sus manos, pero ella se apartó en un movimiento brusco.

—No te acerques.

El tono tan cortante y su mirada llena de desprecio partieron el corazón de Miguel.

—No quiero volver a verte, Miguel O'hara.

Una lágrima terminó de caer de su mejilla antes de activar su máscara y marcharse del lugar, dejando al hombre con el corazón vacío.

—_______...

[] SPIDER-VERSE [] ONE-SHOTS []Donde viven las historias. Descúbrelo ahora