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A la mañana siguiente, ocurrió algo que nunca pensé que pasaría. Tuve que despertar a Iván.

—Iván Buhajeruk, saca tu trasero de la cama en este momento.

—¡Solo!

—¿Quieres repetir eso? —Se movió debajo de las mantas y apretó la almohada contra sobre su cabeza.

—Dije que desaparezcas. No quiero ir a esa cosa estúpida de desayuno—almuerzo.—Rodé los ojos y suspiré.

—Estás siendo inmaduro, amor.

—¿Y?-¡Esta... esta... esta cosa! Hum, entonces supongo que tendré que recurrir a medidas drásticas.

—Está bien, quédate aquí y yo voy a ir a ducharme y luego olvidaré ponerme ropa interior cuando me vista. Hm, tal vez conozca a alguien lindo que me lleve a casa...

—¡Basta! Me estoy levantando. —Exhibir medidas drásticas a veces funciona. Sonreí y me paré en medio de la habitación con las manos en las caderas cuando lo vi levantarse. Él gruñó y se pasó las manos por el pelo.

—¿Tu familia es tan mala que no puedes soportar estar algunas horas a su alrededor?

—Sí, lo son.—Me acerqué a él y envolví mis brazos alrededor de su cintura y apoyé la cabeza en su hombro.

—Si se vuelve demasiado para ti y no lo puedes manejar, podemos buscar algún lugar para escaparnos. —Él sonrió y puso un brazo alrededor de mi cintura.

—Y ¿qué es lo que vamos a hacer en nuestra huida?—Sonreí travieso y levanté la cabeza para besar detrás de su oreja.

—Lo que quieras hacer conmigo. —Lo sentí temblar contra mí antes de que me levantara y me cargara hacia el baño.

—Realmente te amo, lo sabes ¿verdad?— Sonreí y puse mis brazos alrededor de su cuello.

—Sí, lo sé.—Yo te amo más.

Jugamos en la ducha por una hora y media que nos dejó el tiempo justo para arreglarnos y bajar al almuerzo

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Jugamos en la ducha por una hora y media que nos dejó el tiempo justo para arreglarnos y bajar al almuerzo. Se iba a celebrar en el patio trasero que parecía lo suficientemente grande como para construir otra casa. Minuciosamente decorado, tenía aproximadamente diez mesas y ya se habían reunido unas cuantas persona.

—Esto es hermoso. —Iván me tomó la mano con fuerza mientras caminábamos por el césped.

—Sí, es lindo— Suspiré y sacudí la cabeza.

—¿Anímate quieres? —Saludé con la mano a su madre, que venía saltando hacia nosotros.

—Buenos días Rodri y Ivi bebé.

—Buenos días señora Buhajeruk. Las decoraciones están realmente hermosas.— Ella sonrió y se sonrojó.

—Gracias Rodri, querido. Trabajé mucho en ello.— Alguien la llamó y se excusó. Le sonreí a Iván que parecía que estaba listo para ir a casa.

Devil Boss ; 𝐑𝐎𝐃𝐑𝐈𝐕𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora